Desde hace 40 años, el trabajo realizado por Samsung en el ámbito de semiconductores estaba muy ligado a Intel, pero parece que esta ‘amistad’ ha cambiado y ambos pelean por el mismo trozo de pastel, el mercado de chips. Intel es el número uno entre los fabricantes a nivel mundial, con una posición más privilegiada […]
Dirigentes Digital
| 26 feb 2016
Desde hace 40 años, el trabajo realizado por Samsung en el ámbito de semiconductores estaba muy ligado a Intel, pero parece que esta ‘amistad’ ha cambiado y ambos pelean por el mismo trozo de pastel, el mercado de chips. Intel es el número uno entre los fabricantes a nivel mundial, con una posición más privilegiada que nunca, ya que suministra los procesadores al 99% de los servidores que se utilizan en el mundo, y en el 95% de los portátiles.
Samsung por su parte se está consolidando en un cómodo segundo puesto, pero está experimentando un crecimiento importante en chips de memoria. Intel decidió salir de este segmento de mercado en 1985, pero el año pasado, dio un giro a su estrategia e invirtió 5.500 millones en la fabricación de estos chips en su planta de Dalian (China). "Esta es probablemente una de las primeras inversiones de memoria que hemos hecho en nuestras fábricas de Intel en un buen número de años," dijo el presidente ejecutivo Brian Krzanich en una llamada de noviembre con los inversores.
Los fabricantes de chips se han complementado durante décadas, cuando el de PCs era el principal sector. Ahora, con los smartphones el ‘juego’ ha cambiado. Según explica Bloomberg, en la era móvil, los gastos de fabricación iniciales han crecido tanto que cualquier esfuerzo para establecer una línea de productos se ha convertido en un grave riesgo.
Una nueva planta de chips incluyendo los costes de los equipos de producción puede llegar a costar 10.000 millones de dólares, según estiman desde IHS. La mayor parte de ese dinero va hacia la maquinaria, que se vuelve obsoleta a los cinco años y debe ser remplazada si las empresas quieren seguir siendo competitivas. Con la adición de la presión, los fabricantes de dispositivos quieren menos proveedores que les proporcionen más piezas del producto final, idealmente fusionados juntos. Samsung ha convertido algunos de estos problemas en su ventaja. Intel por su parte ha tenido más dificultades para irrumpir en el segmento móvil. Sus ingresos en este apartado disminuyendo un 2% el año pasado, mientras que Samsung creció un 20%. "Históricamente, Intel ha tenido un enorme presupuesto en I + D que no podía ser cuestionada por nadie", dice el analista de IHS Len Jelinek. Ahora, el presupuesto de Samsung representa el primer "esfuerzo competitivo" real para este analista.
Por ahora, Intel y Samsung están gastando cada uno 12.000 millones de dólares al año en investigación y desarrollo en su intento de establecer el ritmo más rápido en el diseño de chips más pequeños y eficientes. Intel está trabajando para introducir sus últimos chips móviles y módems mientras que Samsung quiere superar a Intel en las ventas de chips. "Es difícil decir cuándo vamos a lograr nuestro objetivo", dice Kim Ki Nam, jefe de chips de lógica de Samsung. "Todavía tenemos una gran brecha. Son una buena compañía", añadió.