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La inteligencia artificial emocional llega a las universidades: por qué y cómo formará a perfiles líderes que marcarán el rumbo de esta tecnología disruptiva

La inteligencia artificial emocional es uno de los segmentos más apasionantes y que más terreno tiene por recorrer al hablar de esta tecnología disruptiva

Sebastián Fernández

03 oct 2024

La inteligencia artificial emocional (IAE) es uno de los segmentos más apasionantes y que más terreno tiene por recorrer al hablar de esta tecnología disruptiva. Como bien se señalaba en un artículo reciente escrito por este autor, cada vez son más los investigadores y desarrolladores que han comenzado a avanzar en esta línea de investigación y aplicación, con iniciativas que buscan humanizar un sistema de aprendizaje profundo, con el que se basa el sistema de datos de la IA.

Esta es una de las premisas principales que enmarca la denominada IAE. Haciendo un repaso de lo que significa y refería el citado texto, cabe recordar que la Emocional Artificial Intelligence (Emotion AI, por su denominación en inglés, que cada vez está siendo más objeto de análisis en el mundo) no es algo nuevo ni mucho menos. Ya a mediados de la década del 90, en el pasado siglo, comenzó a divulgarse en los foros científicos lo que en principio comenzó llamándose ‘Computación afectiva’.

Desde sus orígenes, fue interpretada como una rama de la IA que tiene como objetivo procesar, comprender e incluso intentar replicar las emociones humanas. Los artífices de esta disciplina en verdad comenzaron a indagar en ello para conseguir una mejora en la comunicación natural entre el hombre y las máquinas.

En otras palabras, para que exista una IA capaz de optimizar los canales de diálogo e interacción del hombre y la máquina. De allí pensaron que, si la IA puede obtener inteligencia emocional, tal vez pueda replicar esas emociones.

Una entrada directa en el mundo universitario

Ahora, el ámbito académico ha decidido dar un paso más en esta dirección. La inteligencia artificial emocional llega a las universidades de Europa para ratificar aún más la importancia que comienza a adquirir, y que será cada vez más determinante en el futuro.

Según reflejó tiempo atrás el medio internacional University World News, EIT DIGITAL -una organización paneuropea cofinanciada por la Unión Europea- lanzará el próximo ciclo escolar una iniciativa innovadora a nivel mundial, un Máster en IA de las emociones en ocho universidades de seis países europeos. Este posgrado será mixto y transdisciplinario, está a la vanguardia de la IA aplicada y generará módulos para la mejora masiva de las habilidades en IA.

“EIT Digital y 12 organizaciones de educación superior, investigación y tecnología anunciaron el lanzamiento de EMAI4EU, un proyecto de cuatro años para mejorar la educación y formar profesionales en el campo de la inteligencia artificial emocional. EMAI4EU significa especialistas en inteligencia artificial Emotion para Europa”, aseveró el citado medio. Al repasar los contenidos y características que tendrá el posgrado que comenzará en pocos meses a cursarse en aulas de universidades europeas, sorprende el nivel y especificaciones directas de las asignaturas. Por ejemplo, el máster está sostenido en gran parte por los conocimientos en ciencia de datos (pilar fundamental de todo lo que refiere a formación en materia de inteligencia artificial), pero también se basa en otros campos como la psicología, el derecho y la ética, así como en el enfoque académico en materia de innovación y emprendimiento a través de un curso complementario.

Diva Tommei, directora de innovación, educación y marketing de EIT Digital, comentó en medios especializados por qué este lanzamiento será completamente innovador en el panorama universitario mundial: “Los graduados podrán comprender y contextualizar el uso de las tecnologías que han aprendido dentro de la sociedad. La IA emocional promete mejorar la interacción hombre-máquina, pero la formación especializada es fundamental para asegurar su desarrollo ético y responsable”, aseguró.

Al acceder a la página web oficial de EIT Digital, ya de entrada este organismo anuncia algo que no parece en absoluto descabellado ni presuntuoso o exagerado, a tenor de las asignaturas y expertos que impartirán las materias en el Máster: ‘EMAI4EU: A new frontier in Emotion AI education across Europe’ (traducido al español, ‘Una nueva frontera en la educación sobre IA emocional en toda Europa).

Ejercicios, talleres y proyectos entre las universidades intervinientes

Sus artífices anuncian que “el programa intensivo combinará teoría y práctica a través de ejercicios, talleres y proyectos colaborativos entre las universidades intervinientes de seis países europeos”. Y agrega que el proyecto también incluye la creación de una serie de módulos de aprendizaje en línea, accesibles para todos, no solo para los estudiantes, sobre temas clave de IA, como el aprendizaje automático, el análisis de datos y la ética. Estos módulos permitirán a los estudiantes complementar su educación y ayudar a actualizar y reciclar la fuerza laboral”.

Los centros universitarios que se han implicado de lleno en el programa al amparo del ETI Digital son: Université Côte d’Azur, Université de Rennes, y Eurecom (Francia), Universidad de Trento y Universidad Politécnica de Milán (Italia), Universidad Politécnica de Madrid (España), Universidad de Turku (Finlandia) y Universidad Eötvös Loránd (Hungría). Las empresas implicadas son Medispa Srl (Italia) y LudoTIC (Francia), Saturno Labs Sl y Tech Valley Management (España).

Pero todo parece indicar que en las siguientes ediciones del posgrado la lista de partners no hará otra cosa que engrosarse, con nuevos y reputadísimos adherentes mundiales, según ya han anticipado los creadores de esta iniciativa, quienes trabajan arduamente para ampliar fronteras y expectativas de la idea.

Otro de los principales objetivos del programa es impulsar la colaboración y el intercambio de conocimiento entre socios de diferentes países para favorecer la creatividad y la innovación en el desarrollo de la IA en Europa, facilitando la colaboración y la transferencia de conocimiento.

Los gestores del programa confesaron “estar muy entusiasmados de colaborar con instituciones académicas líderes y socios industriales en todo el continente para convertir esta visión en realidad”.

Ajustado a los postulados de la ONU

“Nuestra ambición es tener un impacto paneuropeo y llegar a estudiantes de todas partes de Europa”, afirmó semanas atrás Federico Menna, director ejecutivo de EIT Digital. Esta es otra de las cuestiones más interesantes que plantea el Máster. Su condición de transdisciplinario, internacional y sostenido por la coordinación de instituciones de educación superior de varios países europeos también lo sitúa como punta de lanza para ajustarse a los últimos planteamientos de la UNESCO, en materia de innovación educativa.

Este organismo mundial plantea la necesidad imperiosa a las universidades del siglo XXI, de consolidar iniciativas que se plasmen en la movilidad internacional de los estudiantes. En el informe ‘Mentes en movimiento: oportunidades y desafíos para la movilidad virtual de estudiantes en un mundo pospandémico’ (UNESCO 2022), advierte que “el futuro de la movilidad estudiantil combinará experiencias internacionales físicas con oportunidades virtuales impulsadas por la tecnología digital que lleguen a un mayor número de estudiantes y creen una mayor conciencia y habilidades interculturales”.

Los usos y áreas de oportunidad de la inteligencia artificial emocional son inmensos para muchos sectores. Dentro del campo de la medicina, por ejemplo, ya se advierte su uso cada vez más expandido en el diagnóstico de la depresión. Al estar las personas continuamente con el móvil (según estudios recientes el uso promedio del smartphone en Estados Unidos es de cuatro horas diarias), es relativamente fácil el monitorizar las emociones del usuario que está utilizando el dispositivo.

Evidentemente a lo largo del día pasamos por todas las emociones en múltiples ocasiones, pero a lo largo de los días y las semanas se pueden observar tendencias de comportamientos y -por ende- de emociones, que pueden prever una tendencia positiva o negativa. Desde allí parten los cimientos de la inteligencia artificial emocional.

Si comienza uno a tener una espiral negativa, hay dispositivos que ya pueden identificar y proyectar una tendencia y compartir esta con familiares o seres queridos. Estos pueden tomar acciones en una fase muy temprana, empatizando con la persona, acompañándola por los momentos difíciles que esté viviendo y reduciendo las posibilidades de que la tendencia siga su curso y le lleve a una posible depresión. Esto sucede en el terreno de las afecciones mentales.

Un espacio inmenso de oportunidades

Pero la educación representa otro espacio inmenso de oportunidades. En un congreso de Emotion AI, organizado por Affectiva, se compartió todo el trabajo que se está realizando en la actualidad en la intersección entre las emociones y la inteligencia artificial.

Los progresos invitan a reflexionar cómo era posible que las emociones se mantuviesen hasta hace poco en un segundo plano en materia de IA, siendo hasta consideradas como algo superficial, cuando representan -sin ninguna duda- la chispa de cualquier decisión inteligente o racional de las personas.

La Universidad Queen Mary de Londres, en Reino Unido, es una de las más avanzadas a nivel mundial a la hora de desandar un terreno aún bastante inexplorado. Los científicos de esta institución educativa se han dedicado a establecer -a través de la medición de variables como el ritmo respiratorio o la frecuencia cardíaca mediante ondas de radio o WiFi-, un desarrollo de inteligencia artificial capaz de revelar las emociones humanas.

En el último tramo del pasado año se dedicaron a publicar los resultados parciales de su investigación en la revista científica PLOS ONE. Según reveló la National Geographic, los investigadores realizaron un experimento en el que se pidió a los participantes que visionaran un vídeo seleccionado por su especial capacidad para evocar uno de los cuatro tipos básicos de emociones: ira, tristeza, alegría o placer.

“El aprendizaje profundo nos permite evaluar los datos de una manera similar a como lo hace un cerebro humano, rebuscando entre diferentes capas de información y haciendo conexiones entre ellas. La mayor parte de la literatura publicada hasta el momento utiliza el aprendizaje automático para medir las emociones de una manera dependiente del sujeto, registrando una señal de un individuo específico y usándola para predecir su emoción en una etapa posterior”, explicó Achintha Avin Ihalage de la escuela de Ingeniería de Electrónica y Ciencias de la Computación de la Universidad Queen Mary de Londres, tal y como recoge la publicación.

Llevado estos conceptos a los campus universitarios, las posibilidades son inmensas. Ya cada vez hay más universidades en España y en el mundo que ofrecen programas académicos de posgrado sobre formación específica en inteligencia artificial. La variedad (y excelencia) de muchos de ellos es tal que moldea perfiles ajustados desde el mundo de la empresa, a la ingeniería, y hasta pasando por el deporte.

Pero esta iniciativa del Máster en IA de las emociones a la que refiere la pieza no hace más que abrir las puertas a una nueva línea de formación y de perfiles absolutamente inédita hasta ahora, sumamente innovadora, que en un futuro cercano, obviamente, lanzará al mercado a parte de los líderes y puntas de lanza de la tecnología más fascinante que ha irrumpido en las últimas décadas. Hasta ahora, son aún muy pocos los expertos en materia de inteligencia artificial que se especializan en emociones en cualquier ámbito, porque es un sector casi embrionario.

La ética de la inteligencia artificial… también en las aulas

Claro que, volviendo a la UNESCO y a sus informes sobre la necesidad educativa que existe sobre este tema, nunca está de más recordar lo que debe correr en paralelo a cualquier proyecto que sea sostenido por la IA: la ética. Ya en noviembre de 2021 se elaboró la primera norma mundial sobre la ética de la IA: llamada la “Recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial”. Este marco fue adoptado por los 193 Estados miembros.

“La protección de los derechos humanos y la dignidad es la piedra angular de la Recomendación, basada en el avance de principios fundamentales como la transparencia y la equidad, recordando siempre la importancia de la supervisión humana de los sistemas de IA”, sostiene el texto.

Es imprescindible que en el mundo de la inteligencia artificial y las emociones esto también sea muy tenido en cuenta. Seguramente, en las aulas parte del contenido se sostendrá en esta premisa ineludible, insoslayable y esencial.

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