Confirmación de la frenada
El Banco Mundial (BM) proyecta para este año una perspectiva que ya venía siendo delineada desde el segundo semestre del año pasado: América Latina y el Caribe no lograrán en 2016 un resultado superior al 0% después de haberse contraído un 0,9% en 2015.
Tal cálculo -contenido en su informe Perspectivas Económicas Globales- está en sintonía con el comportamiento que el BM ahora prevé para la economía global de 2016: un avance del 2,9%, después de haber reajustado en 0,4% a la baja lo que había previsto en junio.
"Han aumentado los riesgos, en particular los vinculados a la posibilidad de una desaceleración desordenada en una economía emergente de importancia", había dicho Kaushik Basu, vicepresidente del BM, al presentar ese reporte en enero, antes de las primeras sacudidas de China.
El contagio brasileño
Ya en América Latina, comenzando desde el sur, la economía más importante, Brasil, continuará en recesión, proyecta el BM. El organismo -que desde este mes tiene como director financiero a Joaquim Levy, exministro de Hacienda de Brasil- considera que una contracción del gigante sudamericano contagiará a los países vecinos.
Si la caída de la única república latinoamericana que habla portugués fuera del 1%, produciría una reducción del crecimiento de sus vecinos hispanohablantes durante dos años, dice el BM. De acuerdo con ese cálculo, el impacto más fuerte sería en países del Mercosur (-0,7% en Argentina y -0,6% en Paraguay), pero alcanzaría también a Ecuador y Perú (ambos con -0,3%) y a Chile y Colombia (-0,2%).
Tal proyección se torna más marcada al considerar que el mismo BM calcula un "encogimiento" del 2,5% en el PIB brasileño para 2016. El organismo sólo ofrece un poco de optimismo para la región para 2017, cuando Brasil crecería un 1,4%.
En las costas del Caribe
A pesar de ser también miembro del Mercosur, Venezuela tendrá una contracción mayor independientemente de lo que ocurra en Brasil. Por motivos externos (como la caída de los precios del crudo) e internos (falta de inversión productiva y descontrol inflacionario), el país caribeño perderá un 6% de su PIB en 2016.
Esta última es una proyección del FMI, que en 2015 vio al país de Nicolás Maduro caer desde el cuarto puesto entre las economías regionales a un séptimo lugar, una degradación que incomoda no sólo a opositores sino también a "chavistas", que han comenzado a restarle votos al régimen.
Una eventual cesación de pagos como la que considera probable Fitch Ratings (a raíz de menos ingresos por petróleo) aumentaría la crisis política y el riesgo de convulsión social. Decisiones recientes como cerrar sus fronteras, prohibir la publicación de datos sobre la inflación (que sería de más del 100%), declarar "en desacato" al Parlamento y decretar al país en "emergencia económica" muestran hacia dónde se dirige ese país en lo sucesivo.
Malas perspectivas
La caída de los precios de las materias primas, la profunda crisis brasileña y la desaceleración de la economía china complican el crecimiento latinoamericano. Así lo cree el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que en su último informe macroeconómico fija para este 2016 en el -0,3% el crecimiento para Latinoamérica. Según los datos del organismo, Brasil se contraerá un 3,8% durante este 2016, lo que supone un lastre para la economía de la región. Además, según sus cálculos, por cada 1% que cae el crecimiento de China, se traduce en una reducción del 0,6% en el crecimiento de América Latina. "Como consecuencia, las reformas fiscales se vuelven inevitables en un momento de notable reducción de ingresos", explican desde el BID.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se muestra, en cambio, aún más pesimista con las previsiones para este año y ha revisado a la baja sus cifras. Desde CEPAL esperan una contracción promedio del -0,6% en la región en 2016. El organismo de Naciones Unidas señala, tras esta revisión, que la contracción del -0,5% registrada en 2015 continuará todavía durante año. También CEPAL señala como los motivos a la caída de China y, en general, de las economías emergentes, así como la creciente volatilidad en los mercados financieros y la caída de las materias primas. Sin embargo, apuntan que también se aprecia una mayor debilidad de la demanda interna de los países de la región, en la que la caída en la inversión doméstica está siendo acompañada por una desaceleración del consumo.
Los retos pendientes
De aquí a 2020, el BID señala que América Latina crecerá a un ritmo medio anual del 1,7%, lo que supone una cifra mucho menor al 4% registrado durante la década 2003-2013, "por lo que es urgente invertir en infraestructura y adoptar reformas fiscales profundas". "Muchos países se ven en la difícil situación de tener que actuar de manera inmediata o exponerse a ajustes aún más complicados en el futuro", señaló Santiago Levy, vicepresidente del BID. Sin embargo, Levy quiso señalar que aún hay una "buena noticia": "Hay mucho espacio para mejorar la eficiencia del gasto y realizar un rebalanceo de las políticas fiscales, lo que permitirá mejorar el crecimiento y preservar los cuantiosos beneficios sociales alcanzados en el transcurso de la última década".
Para CEPAL, el revertir esta actual situación para dinamizar el crecimiento pasa por dinamizar la inversión e incrementar la productividad. Además, el organismo cree que "se deben hacer esfuerzos para proteger los avances sociales logrados en años recientes e impedir retrocesos ante el escenario de menor crecimiento económico". A este respecto, añade que se necesitan políticas que sostengan la inversión social y productiva "en un marco de ajustes fiscales inteligentes". También considera esencial mantener la sostenibilidad de las finanzas públicas, "con políticas que tomen en cuenta tanto el impacto sobre la capacidad de crecimiento en el largo plazo, como sobre las condiciones sociales de los habitantes de la región".
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