La economía española está creciendo a ritmos interanuales superiores al 3% gracias a lo que han denominado los expertos "vientos de cola". Además de la capacidad de España, los bajos precios del petróleo, tipos de interés y la depreciación del euro han impulsado al PIB más del doble que las principales economías europeas. Pero sin estos factores, […]
Dirigentes Digital
| 06 may 2016
La economía española está creciendo a ritmos interanuales superiores al 3% gracias a lo que han denominado los expertos "vientos de cola". Además de la capacidad de España, los bajos precios del petróleo, tipos de interés y la depreciación del euro han impulsado al PIB más del doble que las principales economías europeas. Pero sin estos factores, la recuperación puede flaquear.
El nuevo cuadro macroeconómico del Gobierno en funciones contempla una desaceleración por la ralentización de la economía mundial. Ha rebajado las previsiones tres décimas para 2016, del 3% al 2,7% y del 2,9% al 2,4% en 2017. Pero además contempla un escenario adverso de subida del precio del petróleo, de tipos de interés y de caída de las exportaciones que pueden limitar el crecimiento de la economía española en 1,5% en 2016 y en 1% en 2017, dejando el PIB por debajo del 2%. La economía española comenzó a crear empleo creciendo unas décimas al principio de 2014, pero con tasas de crecimiento inferiores al 2%, la creación de empleo neta sería muy cuestionable.
El mayor impacto de un escenario adverso lo tiene un aumento de los tipos de interés, que a la vez es el menos probable gracias a la política monetaria del BCE. Las previsiones del Gobierno están realizadas en relación a que la prima de riesgo de la deuda española respecto a la alemana se sitúe de media durante 2016 en 170 puntos básicos y un incremento de 190 puntos en 2017. El ministerio de Economía ha pronosticado que un incremento de 100 puntos básicos supondría un deterioro de siete décimas para este año del PIB, de cuatro décimas en el déficit y de tres décimas en el empleo este año.
Actualmente, la prima de riesgo cotiza en 130 puntos básicos. De mantenerse así, supondría un impulso de entre dos y tres décimas durante este ejercicio. Su estabilidad en niveles bajos es clave para una economía sobreendeudada como la española, al reducirse los costes de financiación, y estimular la inversión y el consumo. El propio Ejecutivo reconoce que no es un escenario probable, dada la normalización de las primas de riesgo y la orientación reciente de la política monetaria del BCE.
La segunda proyección tiene mayor probabilidad de materializarse. La hipótesis adversa es que se produzca una caída de las exportaciones del 4%, algo que no es descabellado teniendo en cuenta que los principales socios comerciales son países europeos y el crecimiento en la Zona Euro sigue siendo tímido. Gracias a esta circunstancia el crecimiento de España ha estado blindado al frenazo económico de los emergentes, pero existe el riesgo de recibir un impacto de segunda ronda, si Alemania o Francia lo siguen sufriendo. De producirse, el PIB crecería seis décimas menos este año, el déficit sería una décima mayor y la deuda pública avanzaría siete décimas respecto al cierre de 2015.
El tercer factor de riesgo es el precio del petróleo. El escenario adverso coquetea con convertirse en una realidad. La previsión del Gobierno se elaboró en base a 35,8 dólares el barril. Tanto el Texas como el Brent hoy rozan los 45 dólares el barril y desde que empezó el año de media cotiza por debajo de los 35 dólares que tomó de referencia el Ministerio de Economía. Sin embargo, la volatilidad de los mercados hace impredecible saber a qué niveles terminará el año. El Gobierno estima que si el balance del ejercicio es alrededor de 40 dólares, el PIB se resentirá tres décimas con un impacto similar si el precio escala hasta los 45 dólares.