Según los últimos datos del Índice de Precios al Consumo (IPC) de China anunciados por el Buró Nacional de Estadísticas (BNE), la inflación en el país asiático ha crecido en octubre un 1,3%, menos de lo esperado y por debajo del 1,6% registrado en septiembre y del 2% de agosto. Este dato es el crecimiento más bajo registrado desde el pasado mes de mayo.
Según explica Yu Qiumei, analista del BNE, a la agencia china Xinhua, este continuo descenso en la inflación se debe a una bajada en los precios de la carne de cerdo y las verduras, ya que existe abundancia de oferta.
Por su parte, la inflación de las ventas al por mayor no arroja mejores cifras para el país asiático. El Índice de Precios al Productor (IPP) bajó un 5,9% interanual en octubre, sin cambios con respecto al mes anterior según el BNE. Este descenso supone que los precios han caído 44 meses consecutivos en las ventas al por mayor.
Según opinan desde Minsheng Securities (el primer banco privado de China) a Xinhua, el IPP permanecerá negativo en un futuro cercano debido a que las industrias luchan contra el exceso de capacidad y contra una débil demanda de productos industriales "a causa de la actual reestructuración económica". Desde Minsheng añaden que "la tendencia a la bajada del IPP y el ralentizado IPC ponen de manifiesto la presión de la deflación en China, lo que hace prever una mayor relajación de las políticas monetarias, incluida una reducción de las tasas de interés". Esta posible bajada de tasas de interés sería ya la séptima que el Banco Central Chino realizase desde el mes de noviembre de 2014.
Ya que el Banco Central ha aconsejado no inyectar excesiva liquidez al mercado (algo que sí supondría un mayor crecimiento de la inflación), "las políticas irán encaminadas probablemente al ámbito fiscal, como por ejemplo hacia ajustar el déficit fiscal", opinan desde Minsheng.
hemeroteca
