Matthias Fekl declaró que pediría frenar las negociaciones sobre la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP por sus siglas en inglés), en representación de Francia en la reunión de ministros del ramo de la Unión Europea el próximo mes en Bratislava. "Debería haber un final transparentemente claro de modo que podamos volver a empezar […]
Dirigentes Digital
| 30 ago 2016
Matthias Fekl declaró que pediría frenar las negociaciones sobre la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP por sus siglas en inglés), en representación de Francia en la reunión de ministros del ramo de la Unión Europea el próximo mes en Bratislava. "Debería haber un final transparentemente claro de modo que podamos volver a empezar desde una buena base", explicó a la radio RMC según recoge Reuters, y añadió que lo sugeriría a los demás ministros.
El ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, ya declaró que las negociaciones del TTIP habían fracasado después de que Europa rechazara aceptar algunas demandas estadounidenses.
Los comentarios han enfrentado a las dos mayores economías de la UE con la línea oficial del bloque y el representante estadounidense de Comercio, Michael Froman.
Los tres años de negociaciones no han logrado resolver varias diferencias, entre ellas sobre alimentación y seguridad medioambiental; sin embargo, el portavoz de Comercio estadounidense declaró a la revista alemana Der Spiegel que las negociaciones "están logrando avances".
La Casa Blanca ha dicho esta semana que busca un acuerdo para finales de este año. "Va a requerir la resolución de algunas negociaciones bastante espinosas, pero el presidente y su equipo están comprometidos con hacerlo", señaló el portavoz Josh Earnest.
"Aunque las conversaciones llevan tiempo, la pelota está en juego ahora y la Comisión está haciendo avances en las actuales negociaciones del TTIP", ha declarado la portavoz de la Comisión, Margaritis Schinas, en rueda de prensa en Bruselas.
Los que apoyan el TTIP dicen que podría producir unos beneficios económicos de 100.000 millones de dólares en ambos lados del Atlántico, pero sus detractores sostienen que el pacto daría demasiado poder a las grandes multinacionales a costa de consumidores y trabajadores.