Fin de época, nueva ola, cambio de signo. Diversas etiquetas ensayan los analistas para describir lo que viene ocurriendo en Latinoamérica tras el cenit económico de la última década. Pero la designación no se refiere sólo a la inflexión financiera, sino al color político que viene cambiando en buena parte de los países de la […]
Dirigentes Digital
| 05 sep 2016
Fin de época, nueva ola, cambio de signo. Diversas etiquetas ensayan los analistas para describir lo que viene ocurriendo en Latinoamérica tras el cenit económico de la última década.
Pero la designación no se refiere sólo a la inflexión financiera, sino al color político que viene cambiando en buena parte de los países de la región.
De ser prácticamente hegemónicos en la última década, los partidos de izquierda van dejando los gobiernos al paso que formaciones de centro y de derecha toman su lugar.
El recambio ocurre a través del sufragio, como en Argentina, o de controvertidos movimientos parlamentarios (los llamados "golpes blancos"), como en Paraguay y Brasil.
Sin fondos
Los caudalosos recursos provenientes de las materias primas fueron el combustible para los programas que permitieron el avance social de grandes sectores de la población.
A medida que ese torrente fue reduciéndose, los gobiernos se fueron encontrando sin solvencia financiera para sostener tales planes.
Al percatarse de que sus conquistas corrían riesgo, los beneficiados por el amparo estatal pasaron a avalar propuestas alternativas, corroyendo así la autoridad de jefes de Estado por los que habían votado.
"Parece insinuarse un retroceso de algunos gobiernos que se establecieron por más de una década en el poder", dice el analista político Eduardo van der Kooy en un artículo del diario argentino Clarín.
El columnista ubica en ese cuadro a líderes como Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador) y Nicolás Maduro (Venezuela), que enfrentan el ocaso de sus mandatos.
En el mismo mapa localiza a Cristina Kirchner (Argentina), Michelle Bachelet (Chile) y Dilma Rousseff (Brasil) como ejemplos del menguante apoyo que reciben los programas llamados "de izquierda".
Renovación
El viraje, sostienen otros analistas, se afianzará en el próximo bienio a través de las elecciones previstas en los países donde la "ola socialista" pierde intensidad.
"Aunque no está todo dicho, lo seguro es que esta ‘ola de izquierda’ no cristalizó el ‘sueño bolivariano’ de un socialismo nuevo, y no tiene chance de lograrlo", dice el economista uruguayo Nelson Salvidio.
A la salida inminente a la que se vería forzado Nicolás Maduro (Venezuela) por un plebiscito revocatorio, según vaticinan analistas, le seguirá un 2017 de probables recambios también en Chile y Ecuador.
El primero -no alineado con el eje bolivariano, a pesar de tener una presidenta socialista- elegirá nuevo mandatario en el contexto de un bloque (Alianza del Pacífico) de clara vocación liberal.
El segundo -suscripto al socialismo de Chávez, a pesar de dirigido por un economista formado en EEUU- debe decidir si le otorga un nuevo turno a Correa, que lleva nueve años ya como presidente.
Bolivia elegirá en 2019 al sucesor de Evo Morales, que ya lleva tres períodos y perdió, en febrero, la posibilidad de presentarse a un cuarto ejercicio presidencial.
Uruguay, gobernado por el centroizquierdista Frente Amplio, más estable que los bolivarianos y menos liberal que sus vecinos, ofrecerá a la oposición "una oportunidad histórica", dicen fuentes del hoy opositor Partido Nacional (centro derecha).
En suma, Latinoamérica está en transición. Hacia el fin de la década podrá haber terminado ya de cambiar de color e iniciar un nuevo ciclo. Las señales de hoy parecen indicar que va en esa dirección.