¿Puede un hombre como Donald Trump llegar a la Casa Blanca? Es imposible visto desde fuera pero por primera vez en las encuestas el candidato republicano supera a Hillary Clinton. ¿Y las razones? Los estadounidenses se han vuelto locos o qué, pero para buscar la explicación no hay que mirar tan lejos. Silvio Berlusconi gobernó […]
Dirigentes Digital
| 09 sep 2016
¿Puede un hombre como Donald Trump llegar a la Casa Blanca? Es imposible visto desde fuera pero por primera vez en las encuestas el candidato republicano supera a Hillary Clinton. ¿Y las razones? Los estadounidenses se han vuelto locos o qué, pero para buscar la explicación no hay que mirar tan lejos. Silvio Berlusconi gobernó con parecida arrogancia y despotismo de la que irradia Trump. Y Jesús Gil llegó a ser alcalde Marbella con los votos de los ciudadanos. La explicación simplificada del filósofo italiano Giovanni Sartori sobre estos personajes es que a la gente le gustaría ser como ellos: ricos y poderosos.
Esto revela la fascinación que pueden llegar a generar, pero no explican el camino de Trump a la presidencia de Estados Unidos. El multimillonario quiere encarnar el sueño americano, el hombre hecho a sí mismo, aunque parte de su imperio viniera heredado. Lo que puede atraer aún más a la clase media, el éxito por la vía fácil y sin esfuerzo. No hay engaños Trump parece sacado de un reality shows de la televisión estadounidense. No en vano ha tenido su propio programa su televisión y sabe enganchar a la audiencia en masa como nadie.
Su irrupción política parece improvisada pero ya su primer paso en la arena política fue calculado. En una entrevista soltó que quería ver el certificado de nacimiento del presidente Obama en 2011. Desde entonces su carrera política se ha cimentado en saltar obsesivamente en polémicas para descoser a sus adversarios con insidias y conspiraciones, como si estuviera manejando los tiempos de los escándalos de la prensa del corazón. Algo que por otra parte no es ajeno y es que la familia Trump y el mismo han ocupado mucho tiempo las portadas que ahora protagonizan las Kardashian.
Para comprender este ascenso meteórico también hay que tener en cuenta la escasa enjundia que han mostrado sus adversarios políticos. Ganó la candidatura en el Partido Republicano apenas sin oposición. Ted Cruz no le duró un asalto cuando llegó a vincular al padre del senador con el asesinato de John Kennedy. Algo tan disparatado no fue suficiente para que el partido conservado construyera una alternativa sólida a Trump.
La estrategia con Hillary Clinton está siendo la misma, que si es fundadora del Estados Islámico, que si es una antipatriota, que si va a amañar las elecciones. Ya lo decía el jefe de la propaganda nazi: "una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad". Y ha Trump le funciona hasta ahora basar sus argumento en una conspiración galopante.
Su misma figura está envuelta en esta especie de paranoia. Los grandes periódicos estadounidenses han informado sobre supuestas teorías para el fulgurante político de Trump. Una de ellas aluden a una conspiración a lo House of Cards, en la que el matrimonio Clinton han creado al aspirante Trump para que Hillary tuviera un rival débil. Los donativos y aportaciones del candidato republicano a las campañas de Clinton y una conversación telefónica que Bill Clinton y Donald Trump mantuvieron en mayo de 2015, unas semanas antes de que este último presentase su candidatura, son el pegamento perfecto para amplificar la sospecha.
La otra teoría publicada en medios es la de Trump como un infiltrado del presidente Vladímir Putin encargado de dinamitar a Estados Unidos desde dentro. Las últimas declaraciones del magnate poniendo la figura del presidente de Rusia por encima Obama y otros elogios públicos abonan la conspiración.