"Estaré donde quieran mis compañeros de partido". Es la declaración más precisa sobre si Susana Díaz si se presentará como candidata para liderar el partido. Fue hecha hace unos días cuando comenzó a principio de semana la crisis interna del PSOE. Su nombre siempre planea sobre Ferraz como poder en la sombra, pero ella siempre ha negado su pretensión de convertirse en la candidata socialista para competir en unas elecciones generales y continuar como presidenta de la Junta de Andalucía.
Sin el nombre Díaz, aparecen dos personas en las quinielas para encauzar la crisis del partido el presidente asturiano, Javier Fernández, y el del diputado vasco Eduardo Madina, que ya perdió las primarias de 2014 contra Sánchez y al que se le hace responsable de todos los movimientos dentro del partido contra el secretario general.
Los críticos quieren que Fernández sea quien dirija la posible gestora y Madina podría ser la persona que suceda al liderazgo a Sánchez.
Pero los caminos a la secretaria general del PSOE son inescrutables y más en un periodo de combustión interna. Tanto el propio Pedro Sánchez como José Luis Rodríguez Zapatero eran unos completos desconocidos cuando se presentaron como candidatos y actuaban en la segunda fila dentro del partido. Por lo que no se descarta que en la actual crisis aparezcan nuevas figuras.
A la sucesión en su momento de Alfredo Pérez Rubalcaba sonaban Patxi López. Actualmente se encuentra al lado de Pedro Sánchez al no sumarse a los dimitidos de la comisión ejecutiva. Pero su nombre puede aparecer para coser al partido cuando pase la crisis. El presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page, ha amagado un par de veces con presentarse como candidato a secretario general y en estos días ha declarado que "está a las órdenes del partido".