Hace muchos años que las herramientas de Inteligencia se usan en gestión política, y sus analistas suelen estar lejos de focos, aplausos e incluso lejos del propio conocimiento de muchos de los integrantes de las propiasorganizaciones. No por ocultismo o por ganas de conspiración sino, más bien, por reserva de los propios usuarios. Cuando parte […]
Dirigentes Digital
| 02 jun 2015
Hace muchos años que las herramientas de Inteligencia se usan en gestión política, y sus analistas suelen estar lejos de focos, aplausos e incluso lejos del propio conocimiento de muchos de los integrantes de las propiasorganizaciones. No por ocultismo o por ganas de conspiración sino, más bien, por reserva de los propios usuarios.
Cuando parte del senado romano conspiró para asesinar el 15 de marzo del 44 A.C a Julio César, éste desoyó avisos y augurios inciertos carentes de prueba documental o compromiso. Pero también ignoró a aquel que se atrevió a escribir su compromiso: el analista.
No escuchó al vidente que le gritaba en la calle que una conspiración se acercaba, ni escucho a las intuiciones de su esposa Calpurnia que convirtió sus intuiciones en un sueño premonitorio.
Al primero porque carecía de fundamento o análisis metodológico sobre la conspiración. Podía basarse en algo que escuchó en el foro, o en algo que alguien le dijo, e incluso en la evidencia del malestar que el Senado tenía por el creciente peso de Cesar, sus acciones alejadas de la norma y un sistema nuevo que la propia Roma necesitaba quizás sin saber cómo aún debería ser este cambio. No era un análisis de Inteligencia, carecía de método explícito, carecía de datos y sólo teníainformación de "fuentes humanas".
A la segunda, a pesar de su conocido don para ver indicios, unir signos y tener un fuerte compromiso en la causa de apoyo a Cesar, no en vano era su esposa, se la ignora por tres motivos: no es capaz de explicar sus teorías o planteamientos ante la premura de Cesar por cumplir sus obligaciones; no es capaz de imponer su criterio reclamando tiempo u opinión fundada; se deja avasallar por los intereses de los conspiradores.
Sin tiempo para explicarse o no hacerlo por escrito, sin fuerza para exigir su papel dentro de la estructura y sin poder contrarrestar a los que desde dentro tienen otras miras o intereses. La Inteligencia de Calpurnia superó al adivino como fuente humana, llegó a ser oída… pero no escribió nada y por tanto no superó la barrera de los intereses de otros. Quizá sufrió la contra inteligencia de los conspiradores.
Pero Artemidoro pudo salvar a Cesar. O hacer que él mismo quizá se salvara ese 15 de Marzo. Recopiló rumores e información de fuente humana, logró aproximarse a Cesar justo en el momento adecuado para que viera la amenaza inminente y, lo más importante, lo puso por escrito. Hizo un informe de Inteligencia, seguramente lo fundamentó con datos y nombres, se implicó como analista al firmarlo, lo entregó al decisor… hizo todo lo que debía.
No hubo error. No falló el análisis o la información. En realidad nunca sabremos lo que falló. Desde la Inteligencia no se sabe por qué Cesar no escuchó al analista. Pudo ser por que los otros no le dejaron (contra inteligencia o intereses cruzados); pudo ser por que no era buen analista (falta de peso en la organización); quizá sus análisis no gustaron antes por decir lo que no era políticamente correcto o errar… el resultado es lo que cuenta: Julio Cesar no escuchó, o no le dejaron, o no pudo o no quiso leer los informes de inteligencia humanos, personales o por escrito. Nada se podía hacer.
La pregunta es cuantos Artemidoros y de qué forma debe estar implicados en la organización para que la historia quizás, sólo quizás, pudiera haber sido diferente. Nadie dice mejor o peor,sólo diferente. Otra cosa son los intereses creados o no, y otra cosa es cómo se use la Inteligencia.Todos sabemos lo que le pasó a Cesar ¿Alguien se acuerda de Artemidoro?
Fernando Cocho, socio fundador de H4dm