Es una tendencia cada vez más marcada que los equipos dentro de las empresas estén deslocalizados geográficamente. Aquellos equipos formados por personas de la empresa y personal de proveedores de servicios deben estar en conexión y formar un equipo propiamente dicho. Además debido a los proyectos internacionales los equipos estarán formados por profesionales de diferentes […]
Dirigentes Digital
| 03 mar 2016
Es una tendencia cada vez más marcada que los equipos dentro de las empresas estén deslocalizados geográficamente. Aquellos equipos formados por personas de la empresa y personal de proveedores de servicios deben estar en conexión y formar un equipo propiamente dicho. Además debido a los proyectos internacionales los equipos estarán formados por profesionales de diferentes disciplinas y alejados en el tiempo y en el espacio.
¿Qué pautas podemos seguir para conseguir una gestión eficaz de estos equipos?
– Formalizar un proceso de comunicación entre los miembros del equipo. Estableciendo de manera formal y conocida por todos la forma, contenido y tiempo para las reuniones de seguimiento, progreso y mejora que se realizarán entre miembros del equipo y con el equipo en su conjunto. Hay que tener en cuenta las diferencias horarias para que todos puedan asistir de manera cómoda. También debemos considerar las herramientas colaborativas a usar por todos los miembros y el sistema de información estandarizada establecido, para, en caso de ser necesario, dar la debida formación para el uso de las mismas según el proceso de comunicación elegido.
– Tener en cuenta las diferencias culturales de los diversos miembros. A la hora de coordinar y dirigir el equipo tenemos que considerar la procedencia cultural de sus integrantes. Dar a conocer esas diferencias y las normas de actuación para no molestar a nadie y que todos se sientan integrados. Cuanto más conocimiento multicultural se tenga y acepte dentro del equipo será más eficaz su funcionamiento.
– Crear un clima de pertenencia al grupo. Precisamente esas diferencias culturales y profesionales son las que dan la potencia de desarrollo y consecución de objetivos al grupo. Saber apreciar la fortaleza de cada uno y la complementariedad de esas fortalezas hará que crezca la confianza entre los integrantes del grupo, lo cual afianzará la colaboración mutua y la resolución de problemas pensando en el objetivo grupal y no en el particular; si bien estos últimos objetivos personales deben también ser considerados y comunicados de forma natural para incrementar la inteligencia emocional intragrupal.
– Al inicio o puesta en marcha del equipo, la persona que lidere el grupo debe mantener un contacto cercano con cada integrante. Servir de nexo de unión y contacto para todos los miembros es fundamental para reconocer las aptitudes y actitudes que podrán emplearse para el desarrollo del equipo, así como para demostrar que la distancia física no resta sensación de cercanía ni liderazgo. Transmitir y apreciar la colaboración de cada uno y ayudar a que los demás también se reconozcan en todo su potencial es esencial para apostar por la confianza mutua.
El desarrollo de equipos deslocalizados será la tónica del trabajo en los próximos años y las herramientas de comunicación vía móvil, intra e internet, posibilitarán la formación de estos grupos. Pero no debemos descuidar el lado humano que la distancia tiende a relegar y centrarse sólo en el plano profesional. Un equipo es tal si consigue un objetivo común, una sensación de pertenencia y eficacia en la consecución de logros. Por ello la inteligencia emocional, o mejor dicho la competencia emocional de cada integrante y del grupo en su conjunto son elementos de diferenciación que conseguirán resultados extraordinarios.
"La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo". Isaac Newton
Javier González, CEO de Magna Coaching