La tecnología ha experimentado una importante evolución en los últimos años, de manera que está presente en nuestras vidas desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, a cualquier hora y en cualquier lugar. Estamos acostumbrados a realizar trámites bancarios, comprobar los horarios de los autobuses, comprar entradas para el cine o pedir hora en […]
Dirigentes Digital
| 05 oct 2016
La tecnología ha experimentado una importante evolución en los últimos años, de manera que está presente en nuestras vidas desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, a cualquier hora y en cualquier lugar. Estamos acostumbrados a realizar trámites bancarios, comprobar los horarios de los autobuses, comprar entradas para el cine o pedir hora en el médico desde cualquier dispositivo móvil, ya sea la tablet, el smartphone, etc. Estos, además de facilitarnos las gestiones, recopilan todo tipo de datos, generando una avalancha de información digitalizada que puede ser monitorizada y analizada.
El Internet de las Cosas (IoT) tiene el poder de revolucionar la forma en la que interactuamos. En este sentido, los wearables o "dispositivos vestibles" son un claro ejemplo de cómo a través de la tecnología proporcionamos información instantánea para diferentes usos, ya sea para temas relacionados con nuestra salud, actividad deportiva, ocio, negocio, etc. Los relojes inteligentes o smart watches, por ejemplo, son un dispositivo vestible que ofrece las mismas funcionalidades que los smartphones.
Las empresas consultoras pronostican crecimientos impactantes en el número de wearables que utilizaremos en los próximos meses, lo que significa que se abre un inmenso abanico de oportunidades a partir de la información que estos dispositivos recopilan. A tenor del estudio de Gartner, Internet de las cosas aumentará en un 30 por ciento este año, alcanzando una cifra total de 6.400 millones de dispositivos activos en todo el mundo. Debido a esta explosión de conectividad, clientes y empleados por igual esperan poder interactuar con las empresas a cualquier hora y desde cualquier lugar.
Más allá del uso empresarial, los wearables empiezan a jugar un papel importante en la vida cotidiana, ya que significan un avance en los procesos (por ejemplo, la monitorización en tiempo real) que anteriormente se realizaban de forma manual. Mediante estos dispositivos, es posible conocer el estado de los pacientes de manera remota, detectar cambios en sus síntomas vitales, llevar el registro de la toma de medicamentos y, al mismo tiempo, enviar alertas en caso de emergencia.
Actualmente, hay dispositivos que monitorizan la salud de una persona y que están conectados a una empresa dedicada a cuidados de personas de la tercera edad. A partir de la información que genera el dispositivo durante un tiempo se crean patrones de comportamiento "habitual" de la persona en un estado de salud bueno. En el caso de que la persona viviese sola y sufriese un accidente doméstico, la empresa de cuidados contaría con sistemas de información disponibles en todo momento para reaccionar a tiempo y tomar decisiones inmediatas.
La disponibilidad tiene un impacto cada vez mayor en la vida cotidiana. Los wearables alimentan exponencialmente la cantidad de datos y aplicaciones que hospitales, laboratorios clínicos, farmacias, centros de cuidados, empresas de seguridad – entre muchos otros casos – utilizan para la correcta toma de decisiones. Tener la información disponible en todo momento y desde cualquier lugar, es esencial para las empresas, pero se vuelve crítico cuando se trata de vidas humanas.
A medida que la tecnología avanza, los datos y aplicaciones se vuelven vitales. De acuerdo al informe de disponibilidad de Veeam 2016, las organizaciones experimentan caídas de sus aplicaciones una media de 15 veces al año, lo que equivale a pérdidas de 16 millones de dólares. En el caso de los wearables, estas caídas podrían equivaler la pérdida de información generada sobre la salud.
Pero los datos por sí solos no aportan valor: los wearables requieren que detrás de toda la información que generan, haya alguien que traduzca esa información en oportunidad. El motor que hace esto posible es la disponibilidad de centros de datos. Cuando medimos el coste de inactividad a menudo consideramos solo los costes financieros, y es que el coste anual promedio aproximado del tiempo de inactividad para las empresas es elevadísimo; sin embargo en temas de salud, la pérdida de datos puede significar la diferencia entre la vida y muerte. Evitar tanto pérdidas económicas como problemas de salud es posible; los wearables son sin duda una tecnología que seguirá transformando la vida diaria, pero para que su uso sea eficaz, se debe asegurar la disponibilidad de la información 24x7x365, garantizando tanto a personas como a empresas, estar siempre disponibles, Always-On.
Alexis de Pablos, director técnico de Veeam Software Iberia