La inflación positiva ha hecho acto de presencia después de casi tres años y medio a la baja provocada por la crisis económica. La inflación repuntó con fuerza en octubre con una subida de cinco décimas hasta el 0,7% en tasa anual, lo que supone el mayor nivel desde 2013. El consenso de las previsiones […]
Dirigentes Digital
| 21 nov 2016
La inflación positiva ha hecho acto de presencia después de casi tres años y medio a la baja provocada por la crisis económica. La inflación repuntó con fuerza en octubre con una subida de cinco décimas hasta el 0,7% en tasa anual, lo que supone el mayor nivel desde 2013. El consenso de las previsiones es que a partir de ahora se mantenga al alza, principalmente por la remontada de los precios energéticos. La previsión del Gobierno es que los precios cierren por tercer año consecutivo a la baja, un -0,3%; pero la subida se comenzará a notar en los bolsillos de los ciudadanos el próximo año. Funcas estima que en los meses siguientes subirá con fuerza con un crecimiento del 2% en febrero. El consenso de las casas de análisis prevé que en 2017 se sitúe en el 1,4%, lo que supone un cambio de escenario para la economía española. Hasta ahora la baja inflación ha permitido a las pensiones ganar poder adquisitivo y amortiguar la devaluación salarial. Pero con tasas positivas todo cambia para la economía doméstica. Los pensionistas volverán a ser castigados con pérdida de poder adquisitivo. Las pensiones han tenido un respiro en los dos últimos años con un aumento de la capacidad de compra conjunta del 1,5%, gracias a las tasas de inflación negativa y pese al que la revalorización de las pensiones en 2014 y 2015 solo fue del 0,25%, tras la reforma de las pensiones para desindexarla de la inflación. En este ejercicio si se cumple las previsiones del -0,3% supondrá otro 0,55%. Es decir, en estos tres años una pensión de 1.000 euros ha ganado 20 euros. Pero en 2016 si se cumple la previsión de consenso del 1,4% en 2016, la pérdida de poder adquisitivo se traducirá en el 1,15%, 11,5 euros menos para una pensión de 1.000 euros. Los salarios serán también afectados por el incremento del IPC. Los agentes sociales han pactado una subida salarial del 1,5% para 2016, con lo que la inflación neutralizará la subida. Hay que tener en cuenta que el incremento pactado por patronal y sindicatos solo afecta a convenios que supone alrededor del 30%. Al resto no le afecta la subida, con lo que asumirán pérdida del poder adquisitivo. La semana pasada el INE publicó que la caída de salarios había sido del 0,7% entre 2009 y 2014. Unido a la evolución de la inflación la pérdida de poder adquisitivo superaba el 9% acumulado. Sólo en los dos últimos años han podido recuperar parte del terreno perdido, en concreto un 2%. Otra derivada del repunte de la inflación es el encarecimiento del crédito. Cuando sube la inflación, lo normal es que suban los tipos de interés. Obligará a los bancos centrales a replantear sus políticas monetarias, llegando en último término a subir los tipos de interés, como actualmente se plantea en Estados Unidos. La teoría económica defiende que si la inflación sube el consumo se retrae. Además de ser más caros los productos, también es la financiación. Incluida la hipoteca si está vinculada a interés variable. Pero la mayoría de contratos de alquiler de vivienda también incluyen una revisión vinculada al IPC. Marisa Cabrita, analista de Orey Financial, explica el impacto en el crédito y en los ahorros de manera clara con la subida de tipos: “Un aumento en las tasas de interés, inevitablemente, hará la vida más cara a los acreedores y los ciudadanos, pero beneficiará a los ahorradores. Quien tenga créditos, de la naturaleza que sean, verá aumento de los costes reduciendo así sus ingresos disponibles. Sin embargo, los ahorradores obtendrán una remuneración más elevada para sus ahorros”. El incremento del IPC también afecta al pago de impuestos indirectamente. En el que más influye es el IRPF que no se actualiza con la inflación, con lo que supone un pago extra del contribuyente en la Declaración de la Renta. Diversos estudios apuntan que Hacienda ingresa demás más de 2.000 millones si la inflación sube. Para una renta de 30.000 euros anuales la declaración se encarece 200 euros de media.