El sector financiero atraviesa un proceso de reestructuración que está costando muchos empleos a la banca. Desde la crisis financiera, las plantillas de las entidades se han ido reduciendo casi proporcionalmente a la caída de los márgenes de rentabilidad. La boom de los servicios digitales es otro de los incentivos que está llevando a las […]
Dirigentes Digital
| 01 ene 2017
El sector financiero atraviesa un proceso de reestructuración que está costando muchos empleos a la banca. Desde la crisis financiera, las plantillas de las entidades se han ido reduciendo casi proporcionalmente a la caída de los márgenes de rentabilidad. La boom de los servicios digitales es otro de los incentivos que está llevando a las empresas a cerrar oficinas físicas para reducir sus costes y en consecuencia la mano de obra trabajadora. Las entidades de crédito han prescindido de a un total de 6.866 trabajadores en 2016, según los datos de la agencia europea Eurofound. Las fórmulas incluyen desde los despidos hasta las prejubilaciones, pero en todo caso reflejan la necesidad de la banca de recortar gastos de cara al futuro. A pesar de que los años más duros de la recesión ya han pasado, el ritmo de despidos se ha acelerado respecto a 2015. El año pasado un total de 5.247 trabajadores vieron sus contratos rescindidos o finalizados prematuramente en el sector financiero. La tendencia al alza refleja un ritmo de crecimiento del 31% al cierre de 2016, con vistas a continuar en el próximo ejercicio. Son varias las entidades que ya han anunciado en sus planes estratégicos el cierre de nuevas oficinas y, aunque todos se resisten a fijar números, ninguna descarta que los reajustes de plantilla complemente dichas decisiones. El caso más reciente es el de Sabadell, que ya desveló el cierre de 250 oficinas y el ajuste de 800 empleos en 2017. Los casos más sonados por el volumen de su impacto durante 2016 han sido el del Banco Popular y el del Banco Santander. El primero es también el más reciente y el más numeroso. La entidad presidida por Ángel Ron anunció el pasado mes de julio una reestructuración que afectará al 15% de su plantilla (2.500 trabajadores) y conllevará el cierre de 300 oficinas. El Banco Santander anunció en abril un procedimiento similar, que incluye el cierre de 425 oficinas y el reajuste del 5% de la plantilla (1.200 trabajadores).