Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) se ha enfocado en la compra masiva de bonos respaldados por hipotecas y en su mantenimiento para reequilibrar los márgenes de rentabilidad e impulsar la subida de los tipos de interés. Las medidas expansivas han generado una inversión total de […]
Dirigentes Digital
| 06 feb 2017
Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) se ha enfocado en la compra masiva de bonos respaldados por hipotecas y en su mantenimiento para reequilibrar los márgenes de rentabilidad e impulsar la subida de los tipos de interés. Las medidas expansivas han generado una inversión total de 4,45 billones de dólares en activos (4,14 billones de euros), de los cuales 2,46 billones de dólares (2,29 billones de euros) están en Letras del Tesoro (55,3%) y 1,75 billones (1,63 billones de euros) están en bonos hipotecarios (39,3%). Sin embargo, la inminente venta de esta cartera y las subidas previstas de los tipos (tres cuartos más en 2017) podrían poner en peligro la recuperación del mercado inmobiliario estadounidense. Según Goldman Sachs esta operación podría comenzar en 2018, aunque fuentes del mercado esperan que se adelante al último trimestre de este año, lo que supondría la salida del mayor demandante de este tipo de títulos. La Fed inicio su particular inyección de liquidez (Quantitative Easing- QE) mucho antes que el Banco Central Europeo (BCE) y concentró las compras de activos entre 2012 y 2014. La institución no había tenido tradicionalmente en balance este tipo de títulos, pero en tan sólo dos años adquirió hasta 1 billón de dólares (931.000 millones de euros), convirtiéndose en el mayor comprador de deuda hipotecaria respaldada por el Gobierno (25% del mercado). Sólo el año pasado, su coste de mantenimiento ascendió a los 387.000 millones de dólares (360.000 millones de euros). La reducción en la oferta monetaria de la Fed tendrá un efecto directo sobre los tipos de interés hipotecarios, incrementando el coste para los compradores. Morgan Stanley prevé que la venta de bonos hipotecarios de la Reserva por valor de 325.000 millones de dólares (303.000 millones de euros) hasta 2019, equivaldría a dos subidas adicionales de los tipos. El coste de las hipotecas ha ido creciendo moderadamente desde la primera subida en diciembre de 2015, aunque en los últimos cuatro meses del año ha avanzado hasta tres cuartos de punto, hasta situarse en el 4,32% de diciembre. Los primeros efectos de estas subidas sobre el mercado inmobiliario se empezaron a notar al cierre del año. Las ventas de casas usadas cayeron más de los esperado durante diciembre, un 2,8%, su mayor descenso en la última década. Por otro lado, encontrar otras fuentes de demanda para estos activos no será tarea fácil, ya que el monopolio de los últimos años de la Fed ha limitado en número de participantes en el mercado. La duda es si tanto los bancos centrales extranjeros como los comerciales podrán absorber el exceso de oferta tras el cambio.