La crisis económica arrastró a la deuda de los gobiernos a niveles de “vulnerabilidad” nunca vistos desde 2003. Según los ratings de la agencia de calificación Fitch, tan sólo once países cumplen con los requisitos de máxima calidad ‘AAA’, y no hay perspectivas de que la valoración cambie. Australia, Canadá, Dinamarca, Alemania, Luxemburgo, Holanda, Noruega, […]
Dirigentes Digital
| 17 feb 2017
La crisis económica arrastró a la deuda de los gobiernos a niveles de “vulnerabilidad” nunca vistos desde 2003. Según los ratings de la agencia de calificación Fitch, tan sólo once países cumplen con los requisitos de máxima calidad ‘AAA’, y no hay perspectivas de que la valoración cambie. Australia, Canadá, Dinamarca, Alemania, Luxemburgo, Holanda, Noruega, Singapur, Suecia, Suiza y Estados Unidos son los únicos que alcanzan esta ratio, un 10% del total de países incluidos en las calificaciones. Este es el menor porcentaje histórico de deuda soberana incluido en el grupo. El número de países ‘AAA’ se situó en los 16 a partir de 2004, y se mantuvo constante hasta 2009, cuando la media histórica ha estado siempre en los 18. Desde ese momento, el ranking ha ido sufriendo una caída progresiva en la que siete estados han perdido su calificación de máxima calidad y tan sólo España e Irlanda han logrado mejorar tras los años más duros de la recesión. El caso español fue uno de los más sonados, tras perder ocho puntos en su calificación, hasta ‘BBB’, antes de su recuperación a ‘BBB+’ en 2014. La caída en el número de países ha sido proporcional al volumen de deuda soberana sobre el PIB calificado como de máxima calidad. A finales de 2006, el 49% del pasivo total (55% del PIB mundial) logró el rating ‘AAA’. Tan sólo una década después, esta tasa se redujo al 40% del total (37% del PIB). En términos nominales, la deuda pública de máxima calidad paso de los 24,2 billones de dólares (22,9 billones de euros) a los 14,6 billones (13,8 billones de euros). Las previsiones de que esta tendencia se rompa son escasas, según informa Fitch. Tras un periodo de estabilidad seguido de la caída en la calificación japonesa a finales de los 90, la experiencia de los últimos años confirma que el número de calificaciones ‘AAA’ podría seguir disminuyendo. Además de una eventual crisis, que se ubica dentro de las variables “inusuales y poco frecuentes”, la debilidad de las finanzas públicas o el exceso de endeudamiento exterior podrían poner en peligro el rating de algunos países a largo plazo (Australia, Holanda o Estados Unidos).