Dos de las arterias de negocios más importantes de la capital alojan un sinfín de restaurantes de alta calidad para poder tener una reunión privada o de negocios. Sin embargo, El Bund y Casa Lafu son dos restaurantes asiáticos con los que sorprender a nuestros invitados sin caer en los mismos tópicos de siempre. Con […]
Dirigentes Digital
| 22 feb 2017
Dos de las arterias de negocios más importantes de la capital alojan un sinfín de restaurantes de alta calidad para poder tener una reunión privada o de negocios. Sin embargo, El Bund y Casa Lafu son dos restaurantes asiáticos con los que sorprender a nuestros invitados sin caer en los mismos tópicos de siempre. Con tres plantas y dos terrazas, una de invierno y otra de verano, El Bund está decorado al estilo residencial del característico barrio de El Bund, de Shanghai de los años 30, los domicilios coloniales anglo-chinos de las películas en blanco y negro y siguiendo esa filosofía, todos sus platos se elaboran según la tradicional cocina de Shanghai. De hecho, solo existe otro El Bund en el mundo y está en esa cosmopolita ciudad china. Su decoración es una recreación de un jardín de Suzhou, con un muro emulando las tradicionales ventanas de esta ciudad famosa por sus jardines. Gracias a la sombra de nogales y fresnos, la terraza es un espacio íntimo, fresco, silencioso. El Bund también dispone, una planta por encima, del salón primavera, luminoso, abierto a una terraza más recogida para las noches más agradables del invierno. Dos salones interiores, el salón Otoño y el salón Primavera, diferenciados por los distintos colores imperantes, se completan con cinco reservados en la segunda planta, con capacidades para albergar hasta a 16 comensales en una misma mesa. Auténtica cocina de Shanghai La carta de El Bund es impresionante: más de 200 platos para viajar por los verdaderos sabores de la cocina más antigua del mundo. Destacan sus platos de tallarines, fideos y los dimsum, ya que su pasta está elaborada artesanalmente todos los días por el equipo de chefs. Los platos crujientes se preparan con una perfecta fritura, son elegantes y ligeros. Sus Rollitos de primavera son inigualables, y los Crisantemos rellenos de gambas, una sana delicatessen. La principal materia prima de la cocina de El Bund llega directamente de Shanghai, por lo que podemos encontrar especialidades orientales como el cohombro (pepino de mar) o el haliotis, un molusco apreciadísimo en la gastronomía china. Y sin duda, disponen del mejor Pato a la pekinesa de la capital, servido con tortillas de trigo y verduras. En cuanto a Casa Lafu, cuenta con una decoración cuidada al detalle y orientada a transformar las apetencias en un acto social. El restaurante transporta a la China profunda y popular de dos cocinas características, la de Sichuan, especialmente picante y la de Shanghái, más cosmopolita. Rodeados de auténticos muebles chinos y cuadros de mujeres pintados por jóvenes alumnos de la Escuela de Bellas Artes de Shanghái, las lámparas del techo recuerdan los tradicionales farolillos chinos y las cortinas de los biombos geométricos son delicadas y transparentes. Las raíces, un icono simbólico del interiorismo chino, y las elegantes teteras de porcelana especial, ideales para preparar el té, son algunos de los iconos de un escenario que transporta a las sensaciones de los típicos chinos del barrio Gerrard Street de Londres. Casa Lafu se reparte en dos plantas. En la planta baja se encuentra un pequeño comedor, con mesas para dos y cuatro comensales, más íntimas, una barra y la cocina. En la planta de arriba, un amplio comedor con vistas a Gran Vía, que cuenta además con dos salas privadas, una de ellas con una mesa redonda, que en China es considerada la más adecuada para una reunión de negocios. A partir del otoño, al comedor llega el Huo Guo (olla caliente), un plato tradicional sichuanés que es todo un ritual. Consiste en un caldo donde cuecen legumbres, carnes y especias que se mantienen calientes en el centro de la mesa debido a un hornillo central que, en este caso sustituye al círculo móvil, característico de la cocina cantonesa para compartir los alimentos. En su extensa carta nos encontramos con una selección de platos de Shanghái, de cocina sabores condimentados, aunque bastante sedosos, y de platos, menos habituales de la cocina de Sichuan, poderosa y picante, en diversos grados que se advierten con símbolos. Destacan los rollitos de tofu con verduras, con una interesante textura lograda en la combinación de ingredientes; la lubina ahumada al estilo Shanghái acompaña por una sutil salsa agridulce. El codillo de cerdo al té Pu’er, elaborado con uno de los tés negros más célebres de China, con un sabor diferente, que se consume pasados 5, 10 ó incluso 15 ó más años después de su recolección. La lubina frita al puerro, llega en una presentación estética sorprendente, de texturas crujiente. Asimismo destaca el tofu con carne de cangrejo, suave, tierno y presentado con una salsa espesa, cuya combinación de pimientas estimula el gusto del crustáceo, y el gambón al ajillo, al que acompañan fideos de soja y, por último, cabe recordar un plato sichuanés notable, los tallarines a la sichuanesa, cuya pasta fresca casera acrecienta su sabor con la combinación de aliños picantes que la acompañan.