La balanza comercial china arrojó un déficit comercial de 9.150 millones de dólares (8.280 millones de euros) durante el mes de febrero, su primer saldo negativo desde 2014. El esfuerzo del Gobierno asiático por transformar el modelo productivo y reforzar el dinamismo de su demanda interna parece estar dando sus frutos. China encadenó desde octubre […]
Dirigentes Digital
| 08 mar 2017
La balanza comercial china arrojó un déficit comercial de 9.150 millones de dólares (8.280 millones de euros) durante el mes de febrero, su primer saldo negativo desde 2014. El esfuerzo del Gobierno asiático por transformar el modelo productivo y reforzar el dinamismo de su demanda interna parece estar dando sus frutos. China encadenó desde octubre de 2016 tres meses consecutivos de caídas en su superávit, que toco mínimos en positivo en diciembre, hasta alcanzar los 40.818 millones de dólares (38.663 millones de euros). El leve repunte de enero (48.635 millones de euros) fue frenado por la amplia caída en el segundo mes del año, motivada por una bajada del 1,3% en las exportaciones frente a una subida del 38,1% en las importaciones, ambas en tasa interanual. La transformación del gigante asiático es más patente si se compara el diferencial comercial con el mismo mes de 2016, cuando registró un superávit de 28.200 millones de dólares (26.706 millones de euros). El comercio se vio afectado durante el inicio de 2017 por las vacaciones coincidentes con la fiesta del Año Nuevo Lunar, ya que los negocios reducen su actividad durante estas fechas y las compañías limitan la escala de sus operaciones. En los dos primeros meses del ejercicio, la balanza comercial registró un superávit total de 40.290 millones de euros. El promedio del saldo internacional chino desde finales de los 90 es un superávit de aproximadamente 90.000 millones de dólares (85.222 millones de euros), con máximos como el de febrero de 2015 (59.498 millones de euros) y mínimos como el de febrero de 2012 (-30.274 millones de euros). En la misma línea, el primer ministro chino anunció la semana pasada que se espera una ralentización de la actividad del país para 2017, con un crecimiento estimado del 6,5% del PIB, como consecuencia de la transición en el modelo productivo y de las reformas estructurales.