Casi una década después de la crisis económica global, la percepción de la economía española ha dejado de ser negativa y ya no se la relaciona con el término ‘crisis’, según la séptima oleada del Barómetro Imagen de España (BRIE) elaborado por el Real Instituto Elcano. De hecho, la percepción que tienen en Estados Unidos, […]
Dirigentes Digital
| 10 may 2017
Casi una década después de la crisis económica global, la percepción de la economía española ha dejado de ser negativa y ya no se la relaciona con el término ‘crisis’, según la séptima oleada del Barómetro Imagen de España (BRIE) elaborado por el Real Instituto Elcano. De hecho, la percepción que tienen en Estados Unidos, Europa, Asia y Latinoamérica de nuestro país es bastante positiva: España es un país tradicional y religioso, que inspira confianza, honesto, democrático y trabajador. Sin embargo, existen algunas excepciones, como la de los japoneses que nos perciben como ociosos, o la de los marroquíes, que nos ven como conflictivos. También destaca que nuestros vecinos europeos siguen asociando a España con el término pobreza, en concreto: hasta el 63% de los alemanes y franceses, y el 49% de los ingleses. Por otro lado, es relevante que la corrupción apenas se aprecia en el exterior; tan sólo el 22% de los encuestados califican a España como un país corrupto, frente al 73% que piensa en que es honesto. En el mismo sentido, las empresas españolas están muy bien valoradas en el exterior, no tanto como la marca España. Zara lidera el ranking, siendo la compañía mejor valorada en Europa, Chile, Marruecos, China, Japón y Turquía, con un 7 sobre 10. La buena nota es extensible a todos los sectores; destaca también la imagen de Iberia en Ecuador y Estados Unidos, y la de O2 (filial de Telefónica) en Reino Unido. La banca española recibe muy buenas calificaciones en Estados Unidos y Ecuador, en concreto, el Banco Santander y el BBVA. En sentido contrario, los productos ‘made in Spain’ están bien posicionados con la excepción de aquellos que contienen un alto valor tecnológico. Es decir, mientras que el vino, el aceite o la ropa española compiten directamente en los mercados globales, ninguno de los países encuestados preferiría un frigorífico español a uno de fabricación alemana.