Crónica de un crack anunciado

Abengoa no sólo es puntera en sus negocios y proyectos de energía renovable, también desde el punto de vista financiero. Fue de las primeras compañías en el mundo en lazar una yieldco, mitad empresa, mitad producto financiero, que aglutina proyectos terminados de la empresa matriz para atraer inversores. O de las pocas empresas en el mundo con dos tipos de acciones que cotizan en bolsa. Ya sea por la complejidad de sus negocios, el entramado financiero y la enrevesada estructura societaria con cientos de filiales que cuelgan de otras compañías, la empresa desde hace mucho estaba bajo sospecha.
 
Cualquier analista del sector consultado, lo primero que decía sobre la compañía que decía que solo era recomendable invertir en ella para personas dispuestas a asumir mucho riesgo. Como otras empresas en su entorno, durante la crisis lo empezaron a pasar mal por el elevado endeudamiento y no fue ajena a refinanciaciones y cambios estratégicos en los negocios. Pero fue a finales de 2014 cuando emitió el primer aviso serio. En noviembre, después de sacar con éxito Abengoa Yield en Estados Unidos, tuvo que reformular sus cuentas por haber omitido parte de la deuda. Tenía que reconocer que contaba una "financiación sin recurso" de 7.181 millones, de los que 1.592 eran "sin recurso en proceso".
 
La segunda señal de aviso se produjo con la dimisión por sorpresa del consejero delegado, Manuel Sánchez Ortega, en mayo. El dirigente había conseguido enderezar el rumbo de la compañía con un nuevo plan de negocio que asumía la deuda, contenía unas desinversiones creíbles y proyectaba un nuevo futuro esperanzador para la compañía. Abengoa alegó que lo hacía por motivos personales, algo que parecía creíble después de superar una dura enfermedad. Pero en el sector se temían algo peor, una espantada del máximo responsable de la compañía. Los temores se confirmaron cuando dos meses después fichó por Blackrock.
 
La siguiente señal de aviso fue en los resultados del segundo trimestre. El nuevo consejero delegado, Santiago Seage admitía que no se iban a cumplir las previsiones presentadas a principio de año y que la compañía tenía problemas de tesorería. La confusión fue aún mayor cuando por sorpresa Abengoa anunciaba una macroampliación de capital de 650 millones. Durante la presentación de resultados, el propio Seage negaba ante los analistas que la empresa necesitara capital adicional.
 
Abengoa junto a la operación anunció un ambicioso plan de reducción de deuda y desinversiones. Hasta septiembre no hubo noticias de la ampliación y la bolsa castigaba duramente las acciones. La ampliación estaba encallada por la banca acreedora que no confiaba en la empresa y menos en poner más capital para la operación. Finalmente, se llegó a un acuerdo con algunos bancos (Santander, HSBC y Crédit Agricole) si Felipe Benjumea abandonaba la presidencia y reducía su participación en la compañía.
 
Abengoa daba luz verde a la ampliación con un nuevo plan de acción y sin los Benjumea al frente de la compañía. La compañía aumentaba las desinversiones hasta 1.200 millones y suspendía dividendo.  
 
Un mes más tarde, la compañía presentó unas pérdidas de 194 millones hasta septiembre por el saneamiento de su participación en la filial Yield, al 47%. Deloitte advirtió de problemas derivados de "los resultados negativos de las operaciones a cierre de septiembre".
 
La situación parecía reconducida cuando apareció su caballero blanco: Gonvarri, filial de Gestamp. El fabricante de componentes de automóvil se comprometía a convertirse en el principal accionista de la compañía, inyectando más de 400 millones de euros, que hubieran bastado para impulsar la ampliación y atender las obligaciones a corto plazo.
 
Sin embargo, el grupo se encontró con que los problemas de financiación eran mayores a los previstos. La compañía necesitaba 1.500 millones para solventar los problemas de liquidez y mantenerse en pie. Esta semana, la banca se ha negado a conceder más préstamos a Abengoa y Gonvarri ha dicho adiós, dejando a su suerte a la empresa andaluza.
 

hemeroteca

Add a comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *