España dedica actualmente en torno al 11,8% de su PIB al pago de las pensiones, en 2060 tan sólo dedicará el 11%. La pregunta es cómo se logrará esto en uno de los países más envejecidos y con menor tasa de natalidad de Europa, donde las pensiones cubren hasta el 80% del último sueldo y […]
Dirigentes Digital
| 15 jun 2017
España dedica actualmente en torno al 11,8% de su PIB al pago de las pensiones, en 2060 tan sólo dedicará el 11%. La pregunta es cómo se logrará esto en uno de los países más envejecidos y con menor tasa de natalidad de Europa, donde las pensiones cubren hasta el 80% del último sueldo y seguimos manteniendo la misma edad de jubilación que nuestros vecinos. La respuesta es sencilla, a costa de la suficiencia de las prestaciones, según ha expuesto CFA Insitute y BBVA en su presentación ‘Retos de las pensiones: sostenibilidad, suficiencia y transparencia’. El reto de las pensiones se percibe a nivel global; la esperanza de vida en el mundo se ha duplicado en los últimos 100 años, la edad mediana (en la que se divide el mismo porcentaje de población por encima y por debajo) estará en los 50 años a partir de 2030 y ya hemos alcanzado la tasa de reposición natural en la mayoría de países (2 hijos por mujer en edad fértil). “El reto es, en un contexto de pirámide poblacional invertida mantener el sistema y cumplir con los compromisos con los futuros jubilados”, señaló David Carrasco Pérez de Mendiola, Director Ejecutivo de Pensiones de BBVA. Sin embargo, los estados llevan adoptando medidas para paliar los efectos de la longevidad desde finales del siglo XX. Soluciones como el aumento de la edad de jubilación (en Suecia se está debatiendo ampliarla hasta los 75), vincularla a la esperanza de vida, la introducción del factor de sostenibilidad, los cambios en la indexación de las prestaciones, la información sobre la futura pensión, la promoción de sistemas de ahorro complementario o los sistemas de contribución definida nocional están ampliamente implantados en el norte de Europa. El caso de España es particular: con una esperanza de vida por encima de la media de la OCDE, la sostenibilidad del sistema está garantizada (el gasto en pensiones se reducirá en ocho décimas del PIB para 2060), pero esto sólo ocurre a costa de la suficiencia (las prestaciones caerán en media un 4,4%), no mediante la mejora del sistema. “Las medidas adoptadas en España tienen implicaciones solo para la sostenibilidad, pero son potencialmente negativas para la suficiencia y la transparencia. Gracias a las reformas de 2011 y 2013, la sostenibilidad está garantizada de cara al futuro”, explicó Carrasco. Con el actual modelo, la tasa de sustitución (porcentaje del último sueldo que constituye la pensión) pasará del 80% al 49,7% en 2050, según los cálculos de la Unión Europea (Aging Report). Para esa década, cuatro de cada diez españoles tendrán más de 65 años. Además, la desindexación del IPC podría suponer que al cabo de 10 años las prestaciones hayan pérdido hasta un 12% de su poder adquisitivo, lo que incidirá especialmente en las mínimas. “Si en tres décadas la tasa de sustitución queda en el 50% se deja a casi la mitad de la población española en riesgo de pobreza”, añadió el experto. Por otro lado, existe un desequilibrio en las pensiones actuales que se revertirá en las próximas generaciones. Ahora, por cada euro de cotización se cobra 1,28 de pensión, esto se debe al “bono demográfico” de los baby boomers. El problema es que, para 2050, se espera que el número de pensionistas aumente hasta los 15 millones, por lo que harían falta hasta 27 millones de trabajadores para mantener las prestaciones actuales, un volumen “inédito en la historia de España y muy alejado de las futuras previsiones demográficas”. Además, este problema preocupa mucho a los trabajadores españoles: hasta el 55% cree que su pensión será induficiente, al 86% le preocupa mucho el futuro del sistema y el 71% se siente poco o nada informado respecto a su futura prestación. “España debe reforzar los mecanismos de suficiencia e información a los ciudadanos. Por ejemplo, el sistema de cuentas nocionales sería tan fácil de implantar como empezar a calcular la pensión sobre la totalidad de la vida laboral y enviar una carta a los trabajadores”, señaló David Carrasco.