Los fiascos que vienen

Se conoce como "dejá vu" a esa sensación de haber vivido algo antes de que ocurra. Y así fue como estrenaron 2015 los mercados financieros, envueltos en una nueva crisis de deuda griega que recordaba a la iniciada en 2010, y con los planes del Banco Central Europeo (BCE) para salvar la economía a base de nuevas compras de deuda ya descontados por el mercado desde hacía meses.

Sin duda alguna, el primer trimestre del año vino marcado por la euforia inversora ante este despliegue de medios de Mario Draghi, que el 9 de marzo comenzó las inyecciones de 60.000 millones de euros mensuales previstas hasta septiembre de 2016, rondando la cifra total del ‘salvavidas’ 1,14 billones de euros. Una cantidad que, pese a ayudar a mejorar algunos datos como la evolución del crédito, no ha cumplido con dos de sus objetivos principales: estimular el crecimiento (la economía en la Zona Euro creció un raquítico 0,2% en el tercer trimestre) y la inflación, que aún se sitúa muy lejos del objetivo del 2% establecido por el organismo monetario.

Aun así, la perspectiva del enorme esfuerzo de los bancos centrales desató la euforia en los mercados financieros, mucho antes de que los estímulos se pusieran en marcha a partir de ese 9 de marzo. Hasta aquella fecha, el simpleanuncio del programa de quantitative easing (QE) delBCE ya había disparado la demanda de deuda soberana,a la vez que propiciaba la entrada de dinero en rentavariable y desinflaba al euro a mínimos de 2003 frenteal dólar.

La fortaleza del "billete verde" comenzaba a hacer temer justo en aquel momento una nueva crisis en los mercados emergentes, al estar muchas de estas economías y sus empresas endeudadas en dólares y ante la situación extrema de tener que hacer frente a esos pagos mientras sus propias monedas caían a plomo.

Euforia bursátil… solo al principio

En renta variable, las Bolsas europeas vivían un primer Trimestre de euforia, con el parqué nacional acumulando subidas del 12%, el mejor arranque cosechado por el selectivo español desde 1998. Unas subidas que ponían fin a todo el potencial que los analistas habían anticipado para el Ibex 35 en el conjunto de 2015. O los expertos se habían quedado cortos o, como se comprobó después, los inversores debían prepararse para unos meses repletos de curvas. Y de las pronunciadas.

A pesar del riesgo que para el mercado suponía cada tira y afloja entre Grecia y la Troika (referéndum, "corralito" y tercer rescate incluidos), la renta variable era la gran apuesta de los expertos ante unos datos macro en Estados Unidos que, aunque debido al temporal de frío, sembraban las dudas sobre la evolución económica de la primera potencia del mundo. Por aquel entonces, todavía se pensaba que la Reserva Federal (Fed) llevaría a cabo la primera subida de tipos desde 2006 en verano.

"Grecia parecía haber quedado en un segundo plano y los inversores se movían al son de los vaivenes en las rentabilidades de la deuda", explican los analistas de Deutsche Bank. Y es cierto. Mientras los mercados de renta variable subían como la espuma, los inversores asistían atónitos a un movimiento muy pocas veces visto en los mercados de renta fija. El prolongado periodo de compra global de deuda por parte de los bancos centrales generó una demanda de bonos sin precedentes, empujando los precios hacia arriba y las tires a niveles extremadamente bajos. Los expertos de JP Morgan Asset Management recuerdan que el plan de expansión cuantitativa del BCE preveía comprar aproximadamente el 190% de las emisiones soberanas netas en la Zona Euro en 2015, "lo que indica que seguirá cayendo la oferta de bonos soberanos disponibles para los inversores. Esto, a su vez, probablemente rebajará aún más las rentabilidad".

Puede leer el reportaje completo en la revista DIRIGENTES del mes de diciembre.

 

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