La recuperación económica en la zona euro ha venido impulsada por la demanda interna. El consumo de los hogares ya ha recuperado los niveles pre crisis al igual que su poder adquisitivo, lo que ha mantenido la tasa de ahorro en mínimos históricos desde 2011. Según el último informe publicado por el Banco de España, […]
Dirigentes Digital
| 27 jul 2017
La recuperación económica en la zona euro ha venido impulsada por la demanda interna. El consumo de los hogares ya ha recuperado los niveles pre crisis al igual que su poder adquisitivo, lo que ha mantenido la tasa de ahorro en mínimos históricos desde 2011. Según el último informe publicado por el Banco de España, la tasa de ahorro bruto de las familias en la zona del euro se mantuvo estable en torno al 12% de la Renta Bruta Disponible (RBD) en 2016. Por países, la tasa de ahorro permaneció en registros bajos en comparación con su promedio histórico, con la excepción de Alemania, donde se sitúa en cotas elevadas del 17%. Las bajas tasas de ahorro observadas en la mayoría de los países del área reflejan, según el supervisor nacional, el efecto de unos tipos de interés bajos “que reducen la rentabilidad del ahorro e incentivan el adelantamiento de los planes de consumo”. En el mismo sentido, la menor necesidad de ahorrar por motivo precaución ante la mejoría económica y del mercado de trabajo, el aumento de la riqueza y la moderación del grado de incertidumbre serían otros factores determinante de esta tendencia. La otra cara de la moneda es el consumo de las familias, que creció a una tasa del 1,9% en términos reales, registro ligeramente superior al de 2015. El avance del gasto fue más pronunciado en los países con mejoras más intensas del mercado de trabajo, como España, Irlanda y Portugal. En la misma línea, la riqueza de los hogares volvió a aumentar en 2016, cerca de un 4% (frente al 3% del año anterior), con la contribución tanto de los activos financieros (que aumentaron un 3,4%) como, sobre todo, de los inmobiliarios, con un incremento cercano al 5%. La revalorización de los inmuebles en el conjunto de 2016 fue generalizada; todos los países presentaron tasas de crecimiento positivas en el precio de la vivienda, con la excepción de Chipre, Grecia e Italia. En estos tres países, tras un largo proceso de ajuste, los precios continuaron cayendo, si bien a un ritmo cada vez menor, y en el caso de Italia se llegaron a observar tasas ligeramente positivas a finales del año. El dinamismo de los precios fue más intenso en los países pequeños. Entre las economías de mayor tamaño, los crecimientos más elevados se produjeron en Alemania, Holanda, Portugal e Irlanda, con un aumento nominal superior al 6% en el conjunto de 2016, seguidos de España y de Austria, con un incremento del 4,6% en ambos casos. Sin embargo, el organismo presidido por Luis María Linde advierte que la expansión del mercado inmobiliario en algunas regiones, junto con el comportamiento del crédito y el endeudamiento de los hogares, ha requerido la activación de medidas macroprudenciales en algunos países y llevó a la Junta Europea de Riesgo Sistémico (ESRB) a identificar vulnerabilidades en el mercado residencial en algunos países.