Tsipras no cierra puertas. Por lo menos eso es lo que parece demostrar con la visita que realiza estos días a Moscú. Un viaje cargado de señales dado que se produce el día antes del vencimiento del préstamo de 450 millones del FMI. El Gobierno griego ya ha dicho que pagará esta cantidad, pero lo que no parece tan claro es si en adelante preferirá cambiar de acreedores. Con esta visita a Moscú Tsipras abre nuevas vías de negociación para financiarse a la par que da un toque de atención a Bruselas.
Con la crisis de Ucrania como telón de fondo y las sanciones económicas y comerciales impuestas por la UE sobre Moscú, Tsipras ya ha hecho un par de guiños a Moscú pidiendo que se aflojen estas medidas. Por ahora, las sanciones se mantienen y la alianza entre Atenas y Moscú es todavía una carta en la baraja de Grecia.
Mientras tanto, continúan los tiras y afloja entre Alemania y el país rescatado. En una representación en la que Tsipras ha lanzado a jugar a todo su equipo, este martes el viceministro de Finanzas griego, Dimitris Mardas, apuntó que los cálculos realizados por el Parlamento y el Tribunal de Cuentas heleno estiman que el coste total por las reparaciones por los daños causados por Alemania en la Segunda Guerra Mundial ascienden a 287.000 millones de euros. Una reclamación que Atenas hace ahora al Gobierno de Berlín, y que desde Alemania se han apresurado a calificar como "tonta".
El viceministro de Finanzas hizo referenca a la Conferencia de París de 1946 cuando se dibujó el mapa político tras la IIGM. En este aspecto, Atenas pide reparaciones a las víctimas, una compensación por la destrucción de infraestructuras y por el crédito que el Tercer Reich obligó a concederle a Grecia. Desde Berlín, sin embargo apuntan que estas reclamaciones son únicamente una medida para tratar de presionar en la refinaciación del rescate.
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