Los mercados se vuelven cautelosos. Y razones no les faltan: la locomotora europea se ha quedado sin combustible. Los datos macroeconómicos de Alemania, que cada día son peores, se suman a los del resto de la zona euro. Las tiranteces con Rusia, las dudas sobre la política de los bancos centrales, el frenazo de Brasil y las consecuencias de económicas del brote de ébola también forman parte de la "cartera de preocupaciones" que cada día portan los inversores. Ni siquiera la economía de Estados Unidos, que avanza con solidez en los últimos meses, se encuentra libre de duda para los expertos.
Además, los efectos devastadores de la crisis todavía se hacen notar. Por lo tanto, ante el menor signo de peligro, los inversores recogen velas y se van a navegar por aguas más tranquilas. En este caso, para minimizar los potenciales peligros, se han decantado por la renta fija.
Durante la última semanal se ha vivido un récord de entrada de dinero en los fondos de renta fija. En concreto, el flujo de nuevas compras ha superado los 15.000 millones de dólares. ¿De dónde viene esa liquidez? Fundamentalmente de la renta variable. De hecho, estos fondos han protagonizado ventas por valor de 12.900 millones de dólares. De ese total, 6.500 millones corresponden a fondos de la bolsa estadounidenses y a 1.700 millones a fondos europeos (la misma cifra de fondos que la bolsa japonesa).
Los países emergentes tampoco se libran. En concreto, las salidas de fondos de bolsa emergente llega a los 3.100 millones de dólares, las mayores ventas desde febrero de 2014 tal y como señalan desde Citi. De esos 3.100 millones, 1.700 fueron de fondos de bolsas asiáticas.
Con buena rentabilidad
Aunque la aversión al riesgo parece ser la principal razón, no debemos descartar la alta rentabilidad que están ofreciendo. En lo que llevamos de año, los fondos que invierten en renta fija en España ofrecen rentabilidades superiores al 15%, según datos de Morningstar.
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