China es, actualmente, el primer prestamista de América Latina. Y España, pese a ser el segundo inversor en esta región, apenas tiene tiene acceso al capital procedente de China. Existe, por tanto, un enorme potencial de cooperación; sobre todo si el AIIB termina llegando a LATAM. Muchas constructoras españolas, por ejemplo, buscan colaborar con empresas […]
Dirigentes Digital
| 02 dic 2017
China es, actualmente, el primer prestamista de América Latina. Y España, pese a ser el segundo inversor en esta región, apenas tiene tiene acceso al capital procedente de China. Existe, por tanto, un enorme potencial de cooperación; sobre todo si el AIIB termina llegando a LATAM. Muchas constructoras españolas, por ejemplo, buscan colaborar con empresas chinas en América Latina. Y, a cambio, las empresas españolas esperan que estas compañías chinas cooperen con ellas para abrir el inexplorado mercado asiático. Según el Asian Development Bank, Asia va a demandar ocho billones de dólares anuales, en infraestructuras, hasta 2030. Merece la pena, por tanto, compartir negocio en América Latina con China si los empresarios chinos pueden favorecer una expansión del sector constructor español hacia Asia. El AIIB, integrado dentro del plan estratégico chino conocido como ‘Nueva Ruta de la Seda’, tiene aprobadas inversiones en los países que integran dicha iniciativa. Desde ferrocarriles en Omán, hasta el metro de Mumbai, India; son infraestructuras necesarias también para LATAM. Sin embargo, la inversión china dentro del sector de las infraestructuras, en América Latina, avanza con relativa lentitud. Ding Hui, Director General del gigante constructor chino CAMC, lamenta que la financiación de infraestructuras en América Latina es bastante mejorable. En declaraciones a DIRIGENTES DIGITAL, Ding señala que estas inversiones son siempre de largo plazo, con un retorno incierto, las cuales requieren una estabilidad financiera. ‘No puede ser que, ante cualquier shock político o financiero, el incumplimiento de los contratos sea la primera opción’, apunta este empresario chino. ‘El AIIB, además de otras instituciones multilaterales, pueden ser útiles para garantizar una estabilidad financiera a las empresas que trabajamos en LATAM’. asevera. Según ha podido saber DIRIGENTES DIGITAL, el AIIB busca promover inversiones público-privadas, que le permitan diversificar los riesgos. Sus segundos accionistas en importancia, tras China, son los países europeos; que perciben al AIIB como una fuente de negocios para las constructoras del viejo continente si bien, a su vez, tampoco desean asumir excesivos riesgos financieros. Por estas mismas razones, la Corporación Financiera Internacional, dependiente del Banco Mundial, está respaldando fondos, de naturaleza privada, dedicados a las infraestructuras en Asia. Y dicho modelo, según nos explican estas mismas fuentes del sector financiero internacional, ‘será replicable en LATAM’. Por tanto, el AIIB puede ser un catalizador para atraer otras fuentes de capital hacia América Latina; siendo las constructoras españolas beneficiarias directas. E indirectas, también, si después consiguen expandir el mercado en Asia merced a esta nueva sinergias con China. América Latina, por otra parte, necesita inversiones en otros sectores además de las infraestructuras. El turismo, por ejemplo, sigue siendo una industria clave para muchas naciones latinoamericanas. Air China ha anunciado vuelos directos, a Panamá, en 2018. Y los inversores chinos en América Latina están apostando, desde hace tiempo, por el sector hotelero. Las energías renovables es otro de los sectores donde España puede encontrar oportunidades con China en LATAM. Y viceversa, dado que grandes empresas chinas del sector hidroeléctrico, como Powerchina, están abriendo mercado en países como Ecuador o Colombia. Los servicios comerciales-financieros, asociados al emergente sector logístico-comercial, también están entre las prioridades de China; que busca aliados con un amplio conocimiento del mercado regional. Si China expande su ‘Nueva Ruta de la Seda’ hacia LATAM, sin duda, se intensificarán las relaciones comerciales entre ambas regiones. La oportunidad para España radica en saber triangular todos estos intereses, participando activamente de los beneficios.