Por Ángela Baus Navarro, CEO de Cajeando
Ángela Baus Navarro
| 21 nov 2024
El ecommerce evoluciona cada vez más rápido y es muy costoso seguir el ritmo de estos cambios para estar al día. Ya quedó lejos cuando simplemente era un canal adicional de ventas, ahora se ha convertido en un pilar estratégico para prácticamente todas las industrias.
Ahora, ya no solo cambia la forma en la que las empresas operan, sino que incluso las nuevas tecnologías redefinen las expectativas de los consumidores, algo directamente relacionado con la satisfacción de los clientes.
Entre las innovaciones tecnológicas que están marcando la diferencia en el ecommerce destacan la inteligencia artificial (IA), la realidad aumentada (RA), las experiencias de usuario personalizadas y la adopción de tecnologías emergentes como el metaverso.
La inteligencia artificial ya no es una promesa futura, es una realidad que está transformando cada aspecto del ecommerce. Ha logrado transversalidad en la empresa, desde la personalización de la experiencia de compra hasta la optimización de inventarios.
En mi experiencia, uno de los principales desafíos es comprender las preferencias de los clientes y anticipar tendencias. Aquí, la IA juega un papel crucial. Algoritmos avanzados analizan históricos de datos y patrones de compra para predecir qué productos tendrán mayor demanda en diferentes épocas del año o incluso en regiones específicas. Esto mejora la experiencia del cliente al ofrecer recomendaciones personalizadas y reduce costes al optimizar el stock.
Además, la IA pone en nuestra mano los chatbots y asistentes virtuales, que hoy son más inteligentes que nunca. Herramientas como ChatGPT o similares han elevado el listón, permitiendo una atención al cliente que toma en consideración el contexto, disponible 24/7 y en múltiples idiomas. Aun así, sigo fiel a la idea de que el trato humano seguirá siendo la diferenciación, el plus y la excelencia, aunque esta tecnología nos puede ayudar a agilizar y resolver unos cuantos problemas.
En sectores como la moda, uno de los mayores desafíos para el cliente online es la imposibilidad de probarse los productos. ¿Cómo saber si una prenda se ajustará bien o si un mueble encajará en el salón de casa? La realidad aumentada está resolviendo este problema acercando el digital a la realidad física, aunque aún hay limitaciones e inexactitudes que imposibilitan algunas experiencias. Para mí, le falta un poco aún.
Las marcas de moda fueron de las primeras en lanzarse a testar probadores virtuales donde los usuarios pueden ver cómo les quedarían las prendas a través de su móvil. Esta tecnología no solo reduce la tasa de devoluciones, un dolor de cabeza en el sector moda, sino que también aumenta la confianza del consumidor en el proceso de compra.
Como siempre, cada uno debemos llevarnos la tecnología a nuestro modelo de negocio para que nos ayude a limar los obstáculos que se puede encontrar nuestro cliente en el proceso de compra.
El cliente del presente y del futuro no quiere sentirse como un número más. Busca experiencias diseñadas a su medida. Por eso, tecnologías como la analítica avanzada combinadas con la IA, están llevando la personalización a un nivel completamente nuevo.
En mis años con proyectos digitales, siempre he apostado por herramientas que recopilen y analicen datos de comportamiento para ofrecer experiencias hiperpersonalizadas. Un ejemplo es el email marketing dinámico, donde los contenidos se ajustan automáticamente según el historial de compras o el comportamiento reciente del usuario, lo que se traduce en tasas de conversión significativamente más altas.
Además, los sistemas de recomendación basados en machine learning no solo sugieren productos relacionados, sino que también predicen las necesidades del cliente antes de que éste las exprese.
Aunque todavía en una etapa inicial, el metaverso promete revolucionar la forma en que compramos online. Espacios virtuales donde los usuarios pueden interactuar con productos, asistir a desfiles de moda o incluso probar vehículos en entornos simulados abren posibilidades infinitas.
En este sentido, marcas visionarias ya están explorando cómo combinar lo físico y lo digital para crear experiencias inmersivas. Sin embargo, desde mi perspectiva, esta tecnología aún debe demostrar su verdadero valor en el contexto del ecommerce. No podemos olvidar que la tecnología por sí sola no es suficiente, debe ofrecer soluciones reales a necesidades específicas para ser verdaderamente útil.
En mi experiencia, cualquier innovación tecnológica debe integrarse de manera estratégica y orientada a resolver problemas concretos. Si el metaverso no encuentra aplicaciones prácticas que aporten valor tanto a las empresas como a los consumidores, corre el riesgo de convertirse en una tendencia pasajera más que en un cambio estructural.
El futuro está lleno de oportunidades, y la velocidad en la que aparecen nuevas tecnologías abruma y a la vez nos presenta un abanico extensísimo de opciones. Todo esto tiene potencial, pero su éxito dependerá de cómo sepamos integrarlo en la vida de los consumidores de forma práctica y relevante. Innovar por innovar no es suficiente; debemos garantizar que cada avance tecnológico sea un catalizador de experiencias significativas y útiles.
Por tanto, el éxito en este entorno no depende únicamente de adoptar nuevas tecnologías, sino de integrarlas de manera estratégica para resolver problemas reales y anticiparse a las necesidades del mercado.
La clave para triunfar será combinar estas herramientas con una visión centrada en el cliente, permitiendo que la tecnología no sea solo un medio, sino un catalizador de experiencias memorables y sostenibles. El futuro del ecommerce no es solo digital, es personal, inmersivo y, sobre todo, innovador.