Por Óscar Peña de San Antonio, chief innovation & digital solutios officer de Atrevia
Óscar Peña de San Antonio
| 22 nov 2024
Con la tecnología, el mejor laboratorio suele estar en casa. Es allí donde te das cuenta de que todo cambia constantemente. En este contexto acelerado, la transformación es extraordinariamente frecuente.
Recientemente, vi a una de mis hijas preguntando a ChatGPT por una comparativa de las características fotográficas de varios móviles. Comprendí al instante que quería un nuevo móvil para Reyes. Lo que me sorprendió fue que Google, una herramienta habitual en nuestra interacción con Internet, había quedado desplazado. ¿Por qué perder tiempo buscando características en un buscador cuando un asistente basado en inteligencia artificial (IA) puede hacerlo por ti? Estamos en una década de profunda transformación en los mecanismos de interacción entre humanos y máquinas. No hay vuelta atrás.
Esta situación, contemporánea a una generación, indica que algo drástico está sucediendo: una profunda alteración de los mecanismos de búsqueda y la necesidad de que las marcas reactúen en sus estrategias de posicionamiento.
Asistentes de IA como ChatGPT, Claude, Perplexity, Bing Chat, Copilot o Gemini están transformando la etapa de consideración en el embudo de marketing. Lo hacen de manera silenciosa, similar a cómo Amazon ha cambiado la búsqueda de productos hasta convertirse en el principal buscador, superando a Google.
La etapa de consideración es crucial. Representa que el consumidor ya ha identificado una necesidad y ahora evalúa opciones. Aquí, los asistentes basados en IA acompañan al consumidor de manera más experiencial, proporcionando acceso inmediato a información personalizada a través de conversaciones naturales y fluidas. Esto reduce la fricción en el camino hacia la conversión, generando mayor confianza.
Aunque aún es pronto para identificar los mecanismos que rigen estos asistentes, es evidente que las reglas tradicionales de posicionamiento orgánico en buscadores se han vuelto escasas. Ya no solo se trata de posicionarse en motores de búsqueda, sino también de afinar la expresión en nuestro ecosistema digital, la web y las redes sociales, para ser visibles ante los nuevos algoritmos de IA que analizan el contenido desde una nueva perspectiva.
Los expertos han denominado este fenómeno AIVO (Artificial Intelligence Visibility Optimization). AIVO va más allá del SEO; se enfoca en la visibilidad de una marca en entornos digitales y en la importancia de construir una narrativa adecuada sobre quiénes somos y qué hacemos. AIVO se centra en la semántica y en la necesidad de expresarnos de forma humana en nuestro ecosistema digital. Es un oxímoron: mensajes creados por humanos para ser interpretados por algoritmos de IA que buscan replicar el lenguaje humano.
Por ello, es urgente que las empresas comiencen a crear narrativas web y de social media optimizadas para mejorar su visibilidad ante la IA y su reputación en estos nuevos motores de búsqueda. Deben estructurar y optimizar sus contenidos bajo el paraguas de la relevancia y la utilidad, implementando estrategias de posicionamiento desde el inicio, como un laboratorio de experimentación, porque el tiempo juega en contra.
Algunas claves para abordar este desafío son:
Ser lo más humanos posible en un mundo dominado por IA es una paradoja estratégica para preservar lo que mejor sabemos hacer: contar historias de forma genuina, auténtica y clara.
Y para cerrar, no pude evitar preguntarle a ChatGPT por un chiste sobre la importancia del posicionamiento para asistentes de IA. La respuesta fue:
¿Qué le dice un creador de contenido a un chatbot de IA?
“Oye, chatbot, ¿cómo puedo aparecer en tus respuestas?”
Y el chatbot responde:
“Es fácil… solo sé humano… ¡pero no tanto, que luego te quito el trabajo!”