Los trabajadores hablan además de la existencia de una cultura del miedo y la intimidación, con amenazas de posibles detenciones o deportaciones si hablan de lo ocurrido, quienes han hablado con más de una docena de ellos y que tienen miedo a perder su empleo si desvelan su identidad.
Un trabajador, empleado de la empresa GCC, propiedad de Interserve al 49%, explicó cómo le pidió repetidamente a su empleador que le deje irse de Qatar después de que su salario se viese reducido en un 20%, pero se vio obligado a quedarse. "Fui a la director y le dije, te daré el dinero para mi pasaje de avión. Envíame a casa". Sin embargo, éste le respondió que hasta que no se termine el contrato, no se podrá ir, según se desprende de la investigación, llevada a cabo por el diario británico "The Guardian".
Trabajadores reclutados en Nepal
Otros trabajadores en la obra del Museo Nacional de Qatar dijeron que ganaban un salario mucho más bajo del prometido, cuando fueron reclutados en Nepal. Algunos incluso denunciaron un sueldo básico de sólo 135 libras al mes (unos 170 euros al mes) y además tienen que pagar sus propios gastos médicos si son por encima de 20 libras.
"Las empresas que utilizan estos trabajadores sólo contratan a las empresas de suministro de mano de obra, pero no los trabajadores. Los trabajadores no están en sus libros y no se ven en las empresa que los han contratado", explica Ray Jureidini, profesor de la migración, los derechos humanos y la ética en el Centro de Investigación para la Legislación Islámica y Ética en Qatar.
Las autoridades de Qatar han puesto en marcha iniciativas para mejorar las condiciones de los trabajadores migrantes, incluyendo el desarrollo de sus alojamientos. Sin embargo, algunos trabajadores siguen viviendo en condiciones terribles en campamentos en el desierto. Algunos denuncian habitaciones sin ventanas, con camas para ocho trabajadores y con los utensilios de cocina esparcidos por el suelo. Si bien la legislación laboral de Qatar aboga por que no haya más de cuatro trabajadores por habitación.
"No hay armarios o ningún lugar para mantener nuestra ropa o cualquier pertenencia, tenemos que mantener todo en nuestra cama", explicó un trabajador.
Las empresas británicas se encuentran desarrollando su actividad en pleno boom de la construcción de Qatar, cuando el emirato se prepara para acoger la Copa del Mundo. Las empresas de construcción extranjeras deben trabajar en asociación con una empresa local que posee el 51% del negocio.
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