Anbang, fundada por un humilde vendedor de coches, llevaba invertidos veinte mil millones de dólares en activos internacionales, solamente, desde 2014. Wu Xiaohui, el último magnate chino caído en desgracia, había contraído matrimonio con la nieta del gran artífice de la reforma económica china, Deng Xiaoping, que lideró el país durante los años 80. Los […]
Dirigentes Digital
| 26 feb 2018
Anbang, fundada por un humilde vendedor de coches, llevaba invertidos veinte mil millones de dólares en activos internacionales, solamente, desde 2014. Wu Xiaohui, el último magnate chino caído en desgracia, había contraído matrimonio con la nieta del gran artífice de la reforma económica china, Deng Xiaoping, que lideró el país durante los años 80. Los hoteles Waldford Astoria, Four Seasons o JW Marriot Essex de Manhattan se encuentran entre las adquisiciones más mediáticas del empresario, que permanece bajo arresto por “haber puesto en riesgo” a la aseguradora china. Sin entrar en detalles, el regulador chino CIRC ha dejado entrever que Anbang estaba financiando estas adquisiciones con nuevos tomadores de seguros. Dichas inversiones, prosigue el CIRC, habrían podido provocar graves tensiones de liquidez. Y, en consecuencia, un eventual incumplimiento de sus obligaciones con los clientes (lo cual habría desatado un pánico financiero dentro del sector asegurador). Ahora, lo previsible es que Wu Xiaohui acabe siendo condenado a bastantes años de cárcel, todo mientras Pekín liquida parte del imperio Anbang, levantado durante la fiebre inversora china desatada con la crisis en Occidente. Otro magnate, Wang Jianlin, también había comprado el emblemático Edificio España junto con un 20% del Atlético de Madrid. Actualmente, tras enormes presiones del gobierno chino para pagar la deuda bancaria, Wanda ha abandonado todas sus inversiones en España. Y lo mismo ha ocurrido, recientemente, con otro gigante privado, HNA, que ha decidido deshacerse de su participación en NH. Tras una disminución considerable de las reservas internacionales, China decidió imponer límites a la inversión realizada fuera de sus fronteras, que se desplomó un 30% durante 2017. Las autoridades chinas consideran que muchas inversiones llevadas a cabo desde el sector privado han sido frívolas, arriesgadas e innecesarias. La banca estatal, ahora, está endureciendo las condiciones de los créditos concedidos, exigiendo garantías adicionales para su devolución. Y solamente se van a poder obtener nuevos préstamos, o cambiar divisa extranjera, si Pekín considera que dichas inversiones son adecuadas en términos de rentabilidad, estrategia internacional o ambas cosas al mismo tiempo. Anbang adquirió sus activos inmobiliarios en Estados Unidos como una empresa privada. Pero, de repente, ha sido nacionalizada por el gobierno chino, provocando con ello cierta inseguridad jurídica. Lo sucedido con Anbang, independientemente de las razones técnicas para intervenirla, puede generar más rechazo hacia la inversión china en Occidente. Estados Unidos, o la Unión Europea, han señalado en reiteradas ocasiones que no piensan tolerar inversiones del gobierno chino camufladas de inversión privada. Lo relevante del caso Anbang, por tanto, pasa por evaluar si va a tener alguna consecuencias para las inversiones chinas en Estados Unidos o la propia UE.