La paz relativa que vive el mundo se ve alterada con frecuencia por diversos peligros que nacen de todo tipo de entornos. La seguridad en un mundo cada vez más digitalizado, las amenazas naturales y los diferentes riesgos que suponen los cambios económicos ponen en alerta a todas las instituciones globales. El Foro Económico Mundial […]
Dirigentes Digital
| 01 mar 2018
La paz relativa que vive el mundo se ve alterada con frecuencia por diversos peligros que nacen de todo tipo de entornos. La seguridad en un mundo cada vez más digitalizado, las amenazas naturales y los diferentes riesgos que suponen los cambios económicos ponen en alerta a todas las instituciones globales. El Foro Económico Mundial (WEF en sus siglas en inglés) los divide según su tipología El WEF apunta a los riesgos ambientales como una adversidad preminente. Se trata de un riesgo que, según el WEF, continúa creciendo en cuanto a probabilidad y a potencia de impacto en los próximos diez años. Señala los numerosos huracanes sucedidos este año, así como a las temperaturas y al aumento de emisiones de CO2, el primero en cuatro años. En ese sentido, la creciente unilateralidad de los estados podría frenar la efectividad de respuestas a largo plazo para contrarrestar el calentamiento global. El informe del WEF señala también a los riesgos que supone la ciberseguridad. Durante los cinco últimos años, se han producido el doble de ataques, en una dinámica que ha hecho de los incidentes un hecho común para las empresas. Cita la afección que sufrieron 300.000 ordenadores por parte de WannaCry en más de 150 países, así como las pérdidas que supuso el NotPetya, estimadas en 300 millones de dólares. En cuanto al ámbito económico, recalca que el mundo “está volviendo a encauzarse”, aunque señala varios riesgos que han tomado forma durante la propia crisis. En primer lugar, señala al crecimiento de la deuda y también a las tensiones “continuas” en el sistema financiero global. Además, para el WEF constituyen una gran amenaza la digitalización y automatización y los efectos disruptivos que conllevan, así como las presiones mercantilistas y proteccionistas que están surgiendo. Entre esos peligros, subraya el “limitado poder de fuego” las políticas en el supuesto de que se produjera una nueva crisis. En el terreno político, revela la incertidumbre derivada de tensiones militares crecientes, disrupciones económicas y comerciales. La causa de estos peligros tiene que ver con la falta de voluntad de los estados de converger en sus intereses por medio de un órgano común. El WEF lo formula así: “no hay en la actualidad señales de que existan normas e instituciones hacia las que pudieran converger las principales potencias del mundo”.