China es, actualmente, el primer mercado para las exportaciones de Brasil, que crecieron un 35% durante 2017. El primer componente de las exportaciones brasileñas a China es la soja, un 40% del total (seguido de otras materias primas, como mineral de hierro o petróleo). Estos tres bienes suman el 80% de las exportaciones brasileñas a […]
Dirigentes Digital
| 10 abr 2018
China es, actualmente, el primer mercado para las exportaciones de Brasil, que crecieron un 35% durante 2017. El primer componente de las exportaciones brasileñas a China es la soja, un 40% del total (seguido de otras materias primas, como mineral de hierro o petróleo). Estos tres bienes suman el 80% de las exportaciones brasileñas a China (si bien la celulosa papel, o los despojos cárnicos, sirven para completar una estructura no demasiado diversificada). China, por su parte, exporta a Brasil manufacturas elaboradas (como teléfonos móviles u otros aparatos electrónicos), además de fertilizantes químicos, bienes textiles intermedios, metales o componentes del sector automovilístico (para abastecer a multinacionales chinas con inversiones allí como son CHERY o BYD). BYD, la primera empresa china que ha desarrollado autobuses eléctricos en Brasil, también ha diversificado sus inversiones hacia el sector fotovoltaico brasileño, con nuevas plantas para producir paneles solares, acompañadas de centros I+D. Y soja, automóviles, componentes electrónicos o paneles solares, entre otros, son bienes directamente afectados por la guerra comercial sino-estadounidense. México, por otra parte, exporta a China circuitos electrónicos para su ensamblaje (un 25% del total). Repuestos para automóviles, además de vehículos finales, también destacan entre las exportaciones mexicanas hacia China, con aproximadamente un 18% del total. Sin embargo, materias primas como cobre u otros minerales, dominan las ventas mexicanas hacia China (si bien otros sectores, fundamentalmente instrumentos médicos, han logrado consolidarse entre los diez primeros capítulos). Y, durante todo el año pasado, las exportaciones alimenticias, tanto frescas como procesadas, han crecido como ningún otro capítulo (por encima del 100%). Esto último, sin duda, beneficia a los productores finales mexicanos, al no ser bienes intermedios exportados por multinacionales dentro del sistema conocido como “Cadenas Globales de Valor” (CGV). México importa desde China, sobre todo, componentes de computadoras, telefonía, fibra sintética, repuestos para automóviles o pantallas LCD. Gran parte del comercio sino-mexicano corresponde a bienes intermedios, como permiten entrever algunas inversiones chinas en México. Sin ir más lejos, la china BAIC Motors, que produce coches eléctricos, tiene previsto abrir una planta en Veracruz, con vistas a vender en Norteamérica aprovechando el NAFTA. Ahora bien, BAIC debe tener en cuenta que, entre los planes del presidente estadounidense, Donald Trump, también está revisar el NAFTA. Costa Rica incrementó sus exportaciones a China un 35% durante 2017. La exportación de fruta costarricense a China se multiplicó por quince; si bien otros capítulos como carne fresca, o madera, lograron consolidarse entre los tres primeros capítulos exportadores del estado centroamericano. Con todo, lo que China importa de Costa Rica son, sobre todo, componentes electrónicos e instrumentos médicos. Sin embargo, los patrones comerciales entre ambas naciones han variado con el tiempo. Si antes era Costa Rica quien exportaba componentes electrónicos hacia China para su ensamblaje, ahora estos bienes intermedios han comenzado a recorrer el camino inverso. Costa Rica ha pasado de tener superávit comercial con China, a déficit, en tan sólo cinco años. Y otras infraestructuras previstas, como la linea ferroviaria Panamá-Chiriquí, enclave fronterizo con Costa Rica, van a impulsar la exportación china de acero y otras materias primas hacia Centroamérica. Más todavía si Estados Unidos, como ha anunciado, cierra las puertas del comercio con China en 2018. En cualquier caso, si las aguas vuelven a su cauce, América Latina debe aprovechar igualmente la emergencia de China para exportar sus bienes. China, por su parte, seguirá abasteciéndose de materias primas en LATAM. Y, para dar salida a sus excedentes, se espera una oleada de inversiones en otros sectores alternativos, como el turístico-inmobiliario e infraestructuras, dentro del marco comercial chino Belt & Road (B&R).