"El mayor enemigo del inversor es él mismo". Benjamin Graham, creador del ValueInvesting, definió con estas palabras la realidad de la operativa en los mercados financeros más allá de los análisis técnicos y fundamentales. La toma de decisiones en momentos de pánico o euforia pueden convertir una inversión en un auténtico fracaso. Por eso, conviene […]
Dirigentes Digital
| 29 sep 2014
"El mayor enemigo del inversor es él mismo". Benjamin Graham, creador del ValueInvesting, definió con estas palabras la realidad de la operativa en los mercados financeros más allá de los análisis técnicos y fundamentales. La toma de decisiones en momentos de pánico o euforia pueden convertir una inversión en un auténtico fracaso. Por eso, conviene detectar las llamadas Finanzas del Comportamiento para aprovecharlas en beneficio propio.
Según un reciente estudio elaborado por Credit Suisse y la Universidad de Zurich, "los errores típicos de un inversor no son financieros sino psicológicos". Y por eso es tan importante detectar el factor humano del mercado para evitar caer en la trampa.
Cada vez más gestoras son conscientes de ello y ofrecen a sus clientes productos ligados a esta metodología. M&G Investments es una de las pioneras en este sentido. "No es suficiente comprender cómo nos sentimos como inversores particulares; necesitamos entender cómo se siente la comunidad de inversión más amplia e identificar los factores que mueven los mercados", aseguran.
Desde la gestora explican que el behavioural finance reconoce las emociones involucradas en la toma de decisiones de inversión bajo condiciones de euforia o pánico, y hace posible que los inversores más astutos se beneficien de este comportamiento. Al igual que Credit Suisse, estos expertos consideran que uno de los factores que suele conducir al error de los inversores el mal del cortoplacismo que domina el mercado. Muchas veces, nos centramos en las previsiones a corto plazo impidiendo considerar tendencias más amplias en el tiempo.
Productos
Uno de los fondos estrella de la entidad que emplea esta fórmula de gestión es el Dynamic Allocation Fund, con el que buscan aprovechar casos donde los precios de un activo se desvían de lo que consideran como su valor "justo" o "fundamental", debido a la respuesta emocional de los inversores a determinados acontecimientos. En su opinión, "estos episodios crean oportunidades, ya que de medio a largo plazo, los fundamentales subyacentes deberían acabar imponiéndose a dichas emociones".
Otro de los productos más reconocidos en este segmento es el JPM Europe Strategic Dividend de JP Morgan, que permite a los inversores acceder al potencial que ofrecen las compañías europeas más atractivas desde el punto de vista de alta rentabilidad por dividendo. La firma realiza su selección de activos a través de un proceso de behavioural finance, con el que tratan de "explotar las ineficiencias generadas por el comportamiento, a menudo irracional, de los inversores, buscando los mejores valores con características de estilo (valor y crecimiento) y con mayor rentabilidad por dividendo".
La clave del éxito para este tipo de productos es tener muy claro el horizonte temporal de la inversión, además de una diversificación suficiente en la cartera con valores no correlacionados para evitar más riesgos. Los expertos aconsejan a los inversores "extremadamente emotivos" imponer límites a las pérdidas (stop-loss). Pero el mejor consejo es calcular bien los niveles de riesgo y dejar a un lado los sentimientos, recordando que la capacidad de medir los riesgos no no significa que podamos controlarlos.