DIRIGENTES entrevista a Noemí Boza, autora de 'Por qué lo llaman liderazgo cuando quieren decir comunicación'
Marketing y comunicaciónIsabel Garrido
| 02 dic 2024
Entendiendo el liderazgo como una vía para influir en las personas, Noemí Boza, autora de Por qué lo llaman liderazgo cuando quieren decir comunicación, se sumerge en un análisis del que destaca la importancia de que los dirigentes trabajen su conexión con otros individuos, una estrategia esencial para lograr sus objetivos. En este escenario, la autenticidad del líder representa un pilar fundamental, mientras que las actitudes antagónicas deben quedar atrás para poder asumir un liderazgo bombón.
Para la autora, este tipo de liderazgo se basa en una comunicación eficaz, capaz de generar motivación y de seducir. Además, su puesta en marcha plantea cinco actitudes -valentía, curiosidad, flexibilidad, humildad y generosidad-, esenciales para multiplicar las oportunidades de toda trayectoria profesional y convertir el liderazgo en un viaje de aprendizaje continuo. Este trabajo, publicado por LID Editorial, es el primer libro de Noemí Boza, comunicadora y especializada en conectar ideas, personas y empresas.
Siempre se ha dicho que ‘liderar’ es ‘influir’. Es difícil conseguir la influencia sin conectar, sin llegar a las emociones de las personas. En mi opinión, el fin último de la ‘comunicación’ es la conexión, de modo que podríamos decir que ‘liderar’ consiste en conectar emocionalmente. La comunicación no es saber hablar en público, la comunicación efectiva es la que genera emociones y, a través de ellas, logramos la influencia. Comunicar está bien, conectar es otro nivel. A veces etiquetamos al liderazgo con cualidades que no son del todo determinantes. Lo que define al líder es la capacidad de conectar que procede de una búsqueda genuina de esa conexión emocional.
El libro persigue que todos tomemos conciencia de esa poderosa herramienta que es nuestra forma de comunicarnos para lograr los objetivos que perseguimos.
No creo que exista una estrategia única del liderazgo de éxito. Creo que cada individuo tiene una personalidad única. Lo que sí creo que es un éxito es mostrarse con autenticidad, desarrollar determinadas habilidades y comportarse con actitudes que favorezcan el crecimiento de otras personas, pero hacerlo siempre desde nuestra propia autenticidad.
Todo lo que no es auténtico acaba fallando en la propia persona, porque está forzada a un papel o actitud que no le corresponde o falla para los otros porque están siendo engañados. De forma que, en mi opinión, todo liderazgo es efectivo si procede de la autenticidad del líder.
A liderar se aprende practicando, de modo que lo natural es cometer errores. Lo que ocurre es que esos errores no solo te afectan a ti, pues cuando lideras los errores de un determinado estilo de liderazgo afectan a otras personas, de modo que conviene aprender de los errores cometidos y no repetirlos. En mi opinión los errores liderando personas suelen proceder de las actitudes antagónicas a las que defiendo en el liderazgo bombón, es decir que los desaciertos liderando suelen proceder de un estilo cobarde, egoísta, rígido, indiferente y arrogante.
El liderazgo bombón, como el buen chocolate, es generador en nuestro cerebro de dopamina, el neurotransmisor de la motivación y el placer. Es un liderazgo estimulante como el chocolate porque está basado en una comunicación eficaz capaz de generar motivación y de seducir. Liderazgo bombón contiene además cinco actitudes que he descubierto y de las que he ido aprendiendo a lo largo de mi trayectoria profesional. Son actitudes bombón, capaces de emocionar y transformar: la valentía, la curiosidad, la flexibilidad, la humildad y la generosidad.
En gran medida la comunicación nos permite un liderazgo transformacional. Es decir, a través de la comunicación podemos generar cambios de estados de ánimo, aumentar o disminuir la productividad, crear contextos que favorezcan la innovación y la creatividad. Muchas de las cosas que buscamos en las empresas están condicionadas por una comunicación eficaz de los mánagers y líderes en las empresas.
Las empresas en las que hay una comunicación tóxica o generadora de malestar tienen una clara desventaja competitiva, de forma que nos conviene a todos trabajar la comunicación no sólo desde esa habilidad social que favorece las relaciones sino también desde el impacto que tiene en el negocio.
Uno de los grandes beneficios del liderazgo bombón es precisamente el bienestar. Cuando regalamos bombones estamos diciendo “te aprecio”, estamos dando las gracias o celebrando. Nos pasamos un tercio de nuestra vida trabajando, de manera que lo natural es tener relaciones afectivas, pues somos seres emocionales que razonan. Donde hay afecto, gratitud y celebración hay organizaciones saludables. El bombón supone un homenaje al placer. El disfrute trabajando es el que en última instancia debemos provocar en los demás, seamos jefes o no. Las empresas bombón van en búsqueda del resultado permitiendo ese disfrute y satisfacción en el trabajo.
En materia de comunicación, el líder bombón con su lenguaje es capaz de provocar estados de ánimo positivos, conecta emocionalmente con las personas, su comunicación refleja autenticidad y, por lo tanto, es consciente del impacto y el poder de sus palabras y su comunicación no verbal.
Atendiendo a las actitudes del liderazgo bombón, podríamos decir que un líder bombón es valiente porque impulsa a las personas a llegar a lugares que no llegarían por sí solos. Es curioso porque dedica espacio a las preguntas, pues la palanca de la innovación son las preguntas, aunque pensemos que en las empresas nos pagan solo para dar respuestas. El líder bombón es flexible y se adapta a los cambios, que tanto suceden en las empresas. El líder bombón es capaz de admitir que no lo sabe todo y de detectar las habilidades de las personas de su equipo. La generosidad del líder bombón permite formar a otros líderes, pues el líder generoso sabe que su función es hacer crecer a otros y crear otros líderes para el futuro de su empresa.
Los consejos creo que siempre están muy condicionados por la trayectoria de cada uno, de forma que el mío procede de la energía emprendedora. Todos somos emprendedores, trabajemos por cuenta propia o ajena, nuestra vida es nuestra mejor empresa, de forma que tener una actitud vital emprendedora es mi consejo. Esta actitud, como explico en el libro, está basada en:
1. Tener iniciativa.
2. Pensar en el futuro.
3. Atreverse, pero en el camino darse permiso para tener fracasos gloriosos, aceptar el caos y obsesionarse de forma productiva.
Emprender es uno de los mayores ejercicios de liderazgo, así que ‘liderar’ es emprender y hacerlo a lo “bombón”.