Turbulencias, sangría en el petróleo, hundimiento en la Bolsa, tipos mínimos (y hasta negativos) en la deuda… es el pan de cada día de los mercados en lo que llevamos de ejercicio, por eso, Andrew se para a analizar qué está pasando y le pregunta al propio mercado "¿dónde está el valor?" Su modelo apunta […]
Dirigentes Digital
| 18 feb 2016
Turbulencias, sangría en el petróleo, hundimiento en la Bolsa, tipos mínimos (y hasta negativos) en la deuda… es el pan de cada día de los mercados en lo que llevamos de ejercicio, por eso, Andrew se para a analizar qué está pasando y le pregunta al propio mercado "¿dónde está el valor?" Su modelo apunta a que no en la renta fija, sí en la renta variable, que está barata siempre y cuando descartemos la idea de la recesión.
Primero fue la subida de tipos de la Reserva Federal (Fed), después la desaceleración de China y su posible impacto en la economía global, seguimos con la caída en picado del crudo y ahora nos encontramos ante el miedo a una recaída de la economía, enumera. "Pasamos de ver el descenso del petróleo como un respiro para el consumidor, una ventaja fiscal, a asignarle una capacidad predictiva sobre el crecimiento global. Suponiendo que nos está diciendo algo de lo que no éramos conscientes, ni tampoco señalaban los datos", explica. Y, añade, tememos también una crisis financiero por el endeudamiento de las empresa energéticas y nos preocupa también la banca por ese pasivo, pero, recuerda "la correlación entre el sector energético y la economía real es negativa, no es como el inmobiliario", sentencia.
Sí, reconoce, "la volatilidad es dolorosa, nadie dijo que fuera fácil invertir", pero todo inversor debe plantearse estas cuatro preguntas para capear el temporal y, sobre todo, navegar en los mercados encontrando las oportunidades que le permitan cosechar rentabilidades atractivas.
La primera cuestión es: ¿Qué está pasando con los bonos? La rentabilidad de la deuda gubernamental occidental está en mínimos históricos si centramos nuestro horizonte temporal, por ejemplo, desde los años 80… pero ampliándolo percibimos que quizá lo que no era normal eran los retornos de los últimos años y ahora estamos volviendo a la normalidad… Su consejo, pues, es mantenerse alejado de papel soberano, aunque, hay oportunidades en las preocupaciones recurrentes en torno a la Zona Euro, como es el caso de Portugal; y también en emergentes seleccionados.
La segunda: ¿Debería invertir en Bolsa? La renta variable nos ofrece una valoración competitiva respecto a la renta fija, la prima de riesgo actual, no obstante, es la gran anomalía, "tiene que corregirse, no es sostenible", sobre todo si, como la firma, asignamos a la recesión una probabilidad del 5%. En este contexto, la volatilidad nos deja ganadores y perdedores.
Así, su apuesta es por las acciones europeas, baratas y beneficiadas por un euro debilitado, unas políticas monetarias acomodaticias (ni mejores, ni peores… que al menos no son un impedimento para el crecimiento) y unos bajos precios de las commodities. Las valoraciones, destaca, son tan bajas, que tampoco hace falta una recuperación espectacular, con que haya un poco de mejora económica vale. En Estados Unidos, llama su atención el sector financiero.
En tercer lugar, el inversor debe plantearse hasta qué punto debe preocuparle China y los emergentes. Para este experto hay demasiado pesimismo, sin duda, la situación del gigante asiático "no es para dar saltos de alegría", pero si intentamos ver cómo puede su pérdida de momentum contagiarse al resto del mundo, no podemos, porque nadie lo sabe… Mientras tanto, las divisas emergentes nos ofrecen importantes oportunidades.
Y, finalmente, ¿cuál es el mayor riesgo para 2016? Nadie lo sabe, podemos temer al repunte inesperado de la inflación, a la velocidad de cambio de los precios de la energía, al Banco Central Europeo (BCE), etc. Listas, podemos hacer muchas listas, pero es imposible predecir cuál es el principal peligro, por ello debemos ser "dinámicos en la asignación de activos, metódicos con nuestra estrategia y mantenerla cuando el mercado asusta, saber qué está pasando y evitar el pánico", concluye.