Los partidarios del Brexit defendieron en campaña que la Unión Europea provocaba un agujero en las cuentas públicas del país. Gran Bretaña aportaba más de lo recibía vía fondos de cohesión. Sobre el papel en 2015 destinó 13.000 millones de libras (15.000 millones de euros) al presupuesto comunitario, mientras que la UE invirtió en este país 4.500 millones de libras (5.200 millones de euros), lo que fijó la contribución neta británica en unos 8.500 millones de libras (9.800 millones de euros).
La salida de la Unión Europea implica dejar de recibir financiación en fondos europeos para sectores claves como la agricultura o la investigación. El Gobierno de Theresa May ha reconocido que el país dejará de recibir unos 4.500 millones de libras anuales (5.200 millones de euros). Las cuentas sobre los beneficios económicos del Brexit para el país respecto a la relación con la Unión Europea siguen sin salir para los partidarios del Brexit y el Ejecutivo ha garantizado que el Estado seguirá apoyando económicamente proyectos financiados por fondos europeos una que se materialice la salida.
"Queremos que la gente tenga estabilidad y seguridad durante el periodo anterior a nuestra salida de la UE. Estamos decididos a aprovechar las oportunidades que presenta nuestra marcha para fijar nuestras propias prioridades", ha remarcado el ministro británico de Finanzas, Philip Hammond.
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