El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisará sus previsiones esta misma semana, pero, de momento, espera que el PIB norteamericano repunte este año y el próximo un 2,6%. Ante la debilidad mostrada por el consumo en los tres primeros meses de 2015, el consenso no espera que la actividad escale más del 1% anual en el […]
Dirigentes Digital
| 12 abr 2016
El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisará sus previsiones esta misma semana, pero, de momento, espera que el PIB norteamericano repunte este año y el próximo un 2,6%. Ante la debilidad mostrada por el consumo en los tres primeros meses de 2015, el consenso no espera que la actividad escale más del 1% anual en el periodo, tras ascender un 1,4% en el último cuarto de 2015.
La comparativa de ambas cifras, señalan desde Capital Economics, apunta, cuanto menos, a que la economía estadounidense "perdió mucho impulso y podría dirigirse a una recesión en toda regla". Sin embargo, tranquilizan, las probabilidades de que se alcance este extremo "siguen siendo relativamente bajas", sobre todo ante la mejora de las últimas encuestas de actividad, que apuntan a una "recuperación del PIB pronto".
Con todo, reconocen que los interrogantes sobre una recaída escalarán si el PIB del primer trimestre no alcanza el punto porcentual, aunque, afirman tajantes, esto "no tiene sentido". Y, recuerdan: "En los últimos cinco ejercicios, hemos asistido a seis periodos diferentes en los que el crecimiento se ha situado por debajo del 1%; en dos de ellos, incluso se produjo una contracción. Sin embargo, la recuperación siguió adelante".
Destacan la fortaleza del mercado laboral, y la mejora significativa de las encuestas manufactureras y de servicios, tras debilitarse durante la segunda mitad de 2015. "La media ponderada de ambos ISM apunta a un ascenso del PIB del 2%", afirman. Asimismo, explican que la contracción en el consumo se debe principalmente a la ventas de vehículos de motor, desde cifras récord el año pasado.
"Los fundamentales para el consumo son sólidos: el crecimiento del empleo es sólido, la confianza del consumidor es elevada, la deuda y los costes de endeudamiento son bajos y la tasa de ahorro saludable. El consumidor estadounidense estará de vuelta pronto", concluyen estos analistas.
Buena parte de las dudas que penden sobre la salud de la economía norteamericana se asientan también sobre el duro golpe recibido por el sector energético y de materias primas tras el desplome de las mismas. Un hundimiento que disparó los diferenciales de la deuda high yield a niveles de recesión haciendo saltar todas las alarmas.
Richard Turnill, director mundial de estrategia de inversión en BlackRock, destaca que "desde entonces, los mercados de deuda corporativa han registrado una fuerte recuperación a pesar del aumento de las tasas de impago". Los spreads, continúa, han vuelto a niveles de noviembre, ante "el regreso de los flujos de inversión ante un precio del crudo que gana fuerza, la disminución de los temores de recesión y una Fed más acomodaticia". Así, la firma revisa a la baja su postura sobre estos activos, "ante unas valoraciones menos interesantes".
Recordemos que en su carta mensual a los inversores de Janus Capital, Bill Gross, apuntaba: "Teniendo la flexibilización cuantitativa (QE) y los tipos negativos implementados el crecimiento de Estados Unidos debería rondar el 4%-5% para 2017, "ahora está en el 3%"; el 2%-3% en la Zona Euro; el 1%-2% en Japón; y el 5%-6% en China… Los bancos centrales "se están quedando sin tiempo", advierte, sino se alcanzan estas expectativas "los mercados corregirán a la baja". Matiza este experto, siempre crítico con las políticas acomodaticias, que "no estoy diciendo que vaya a suceder, sino que las economías desarrolladas y emergentes están ‘volando a velocidad pérdida’ y necesitan urgentemente impulsar los ratios de PIB nominal".