A Mariano Rajoy se le despeja el camino con la dimisión de Pedro Sánchez. El ex dirigente socialista era el principal valedor de mantener el no al Partido Popular, aunque significara unas terceras elecciones. El 31 de octubre termina el plazo para disolverse las Cortes, pero la caída de Sánchez abre la posibilidad de que el PSOE ofrezca la abstención.
No es seguro que los nuevos dirigentes socialistas apuesten por permitir un nuevo Gobierno popular, pero parte del bloque crítico con Sánchez, con Felipe González, Susana Díaz y Javier Lambán a la cabeza que se debería reflexionar sobre esta posibilidad. Defiende que la constitución de un Gobierno ofrecería el tiempo necesario para recomponer el partido y celebrarse un Congreso regenerador.
Los argumentos a favor para mantener esta posición es que ir a unas nuevas elecciones en poco menos de tres meses sería un suicidio político, llevando al partido a ser superado por Podemos. Ahora la decisión esta en manos de la gestora. Tras la dimisión de Sánchez, el Comité Federal designó a Javier Fernández como presidente de la comisión y nueve vocales, dos de ellos son miembros del PSOE de Andalucía y otros dos del extremeño y uno del valenciano, representación de casi todas las federaciones críticas con Sánchez.
Desde el PSOE defienden la neutralidad y la altura moral de Fernández. Pero la posición pública del presidente de Asturias es clara rechazo total a cualquier pacto con Podemos. El pasado viernes ya advirtió que el pacto con Ciudadanos y Podemos "no es posible" por lo que las únicas opciones son que gobierne la lista más votada o ir a unas terceras elecciones. "En política cuando una cosa no es posible, es falsa. Y por tanto no existe. Hay que reconocerlo aunque no guste", apuntó tras advertir de que también es imposible un acuerdo de izquierdas en el Congreso que requeriría sumar al PNV o la antigua CiU.
Como secretario general de Asturias, Fernández mantiene un bronco enfrentamiento con Podemos y ha preferido pactar con el PP. Sacó adelante los presupuestos del Principado junto a los populares en 2015. Además, tras las pasadas elecciones autonómicas y locales prohibió al PSOE del ayuntamiento de Oviedo apoyar a Podemos dejando la capital asturiana en manos del PP.
Dos opciones favorables para Rajoy
A un mes para que expire el plazo de intentar formar Gobierno, al PP se le abren dos opciones para instalarse de nuevo en La Moncloa. Forzar una nueva investidura ante el resquebrajamiento del PSOE para arrancarle una abstención o esperar a unas terceras elecciones para reforzar su posición con la expectativa de alcanzar una mayoría absoluta. El partido se ha mantenido en un perfil muy bajo con la crisis del PSOE a la espera de los acotencimientos y ha reinado el respeto por los problemas internos de los socialistas, sin perder de vista que el desenlace es decisivo para la gobernabilidad del país. Fuentes cercanas al PP, apuntan que la situación no es fácil para evitar unas terceras elecciones por el poco tiempo que se dispone y la falta de un interlocutor claro en el PSOE que aglutine todas las sensibilidades.
Desde Génova reconocen que la actual situación del PSOE aleja unas terceras elecciones, una vez eliminado el no de bloqueo de Sánchez, pero temen que la crisis socialista no esté terminada y perjudique a un futuro Gobierno. Para el PP no sólo es importante la abstención socialista en la investidura, también la gobernabilidad a medio plazo. Rajoy intentará sacar un comprimiso a medio plazo para sacar a adelante medidas económicas, a cambio de evitar unas terceras elecciones que signifique el hundimiento total en votos para el PSOE.
Las terceras elecciones es una fuerte tentación para el PP. El colapso de los socialistas en unos comicios impulsarían los resultados de los populares, acercándoles a una mayoría absoluta o por lo menos de reforzar su liderazgo en el Parlamento.
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