El Fondo de Reserva de la Seguridad Social se ha quedado con sólo 25.176 millones de euros. Cifra que, según advierten los expertos, sirve para cubrir las pensiones hasta finales del próximo año. El problema es que las cotizaciones, lo que ingresa el Estado, no cubren la paga extraordinaria y, por eso, en los últimos […]
Dirigentes Digital
| 07 jul 2016
El Fondo de Reserva de la Seguridad Social se ha quedado con sólo 25.176 millones de euros. Cifra que, según advierten los expertos, sirve para cubrir las pensiones hasta finales del próximo año.
El problema es que las cotizaciones, lo que ingresa el Estado, no cubren la paga extraordinaria y, por eso, en los últimos años se ha recurrido a la ‘hucha’, que llegó a tener 66.815 millones en 2011.
Estos datos, publicados a principios de julio, ponen el foco de atención en la necesidad de tomar medidas para incrementar los ingresos de un sistema del que cada vez dependen más personas como consecuencia del envejecimiento poblacional. Otro de los temas que suele ir asociado a este debate es la necesidad de concienciar a los ciudadanos: las pensiones del futuro serán inferiores, por lo que es conveniente ahorrar para preparar la jubilación.
En este sentido, Abante señala que las cifras de la industria de planes de pensiones revelan tres cuestiones importantes: no elegimos los planes más rentables y nuestro comportamiento financiero (no ahorrar de forma periódica y hacer las aportaciones con el paso cambiado) nos cuesta dinero.
Los más grandes no son los más rentables
Explica la firma que existe una gran concentración, como sucede en el caso de los fondos de inversión, de ahorradores en unos pocos planes de pensiones. Así, los diez con más activos bajo gestión concentran más del 50% del total de partícipes para todas las categorías. En el caso de los productos de renta fija a largo plazo la concentración de inversores es del 74%.
En cambio, en los diez planes más rentables (a cinco años) apenas invierte el 3% de las personas que tiene este tipo de productos (en concreto, el 2,78%), de acuerdo con los datos de Inverco.
Esto pone de manifiesto que los ahorradores no están fijándose en aquellos productos que más les aportarían para su jubilación. Si comparamos el rendimiento, vemos como en los planes con más patrimonio, la rentabilidad anualizada de los de renta variable a cinco años es del 5,99% y a diez, del 1,87%. Sin embargo, si nos fijamos en los planes más rentables (a cinco años), en los de renta variable el resultado anualizado es del 11,46% y a diez, del 4,90%.
Es decir, la mayoría de los ahorradores ha elegido planes que de media dan la mitad de rentabilidad, cuando podrían haber invertido en planes rentables que no son, además, mucho más caros (la comisión media de los primeros es del 1,27% y la de los segundos, del 1,38%).
Esta cuestión es aún más evidente en el caso de los vehículos de renta fija mixta, los más grandes tuvieron una rentabilidad anualizada a cinco años del 2,04% y los más rentables, del 5,37%, más del doble. Y en este caso, la elección del plan más grande implica, además de una menor rentabilidad, un gasto mayor, dado que la comisión media es del 1,43%, mientras que en los más rentables a cinco años en esta categoría es del 0,63% (pagamos menos y obtenemos más beneficio).
Invertimos con el paso cambiado
De los datos se desprende también que el comportamiento financiero de los inversores (cómo y cuándo deciden entrar en un producto) en muchas ocasiones juega en su contra. Sobre este aspecto, el primer punto a tener en cuenta es que, un gran número de veces compran un producto o activo cuando este está caro. Y tienden a vender cuando empieza la caída, lo que ocasiona pérdidas.
De ahí la importancia de dejarse aconsejar por profesionales que nos ayuden a controlar unas emociones que nos llevan a seguir ‘a la manada’, lo que puede derivar en malas decisiones financieras.
La importancia del ahorro periódico
Finalmente, uno de los principales errores que se observan en el comportamiento agregado de las personas que invierten en planes de pensiones es que no lo hacen de forma periódica o sistemática, sino que la mayoría de las aportaciones se concentra en el último trimestre del año y, más en concreto, en diciembre.
Esto se debe a que tanto inversores como entidades ponen el foco en la ventaja fiscal de estos productos y se suele destinar a planes de pensiones el dinero que calculamos en los últimos días del año que podemos aprovechar para desgravarnos en la declaración de la renta.
Esta tendencia tiene, a largo plazo, un efecto negativo para los inversores. Invertir solo en diciembre sale, en general, más caro que hacerlo de forma periódica (tomando como referencia la Bolsa española). Es decir, esperar hasta diciembre y hacer toda la aportación en este mes sale ha salido, en los últimos diez años, un 0,73% más caro que realizar ingresos durante todo el año. Y en los últimos quince años el porcentaje se eleva hasta el 1,38%. Si tomamos como referencia el último trimestre, en la última década habría resultado un 0,95% más caro que el ahorro periódico.