Según datos de FactSet, la banca acumula en 2016 caídas equivalentes a 465.000 millones de dólares. Todos los peligros y temores que se han ido materializándose en estos siete meses han impactado sobre esta industria, que se ha visto penalizada por el temor a una política monetaria más restrictiva en Estados Unidos, pasando por el […]
Dirigentes Digital
| 11 jul 2016
Según datos de FactSet, la banca acumula en 2016 caídas equivalentes a 465.000 millones de dólares. Todos los peligros y temores que se han ido materializándose en estos siete meses han impactado sobre esta industria, que se ha visto penalizada por el temor a una política monetaria más restrictiva en Estados Unidos, pasando por el impacto del hundimiento del crudo en sus balances por los préstamos hechos a las firmas petroleras, hasta el terremoto financiero desatado por la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) y las constantes dudas sobre la ‘salud’ de las entidades europeas: ahora las italianas encabezan los miedos, pero no podemos olvidar que esta misma semana el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado a Deutsche Bank como el de mayor riesgo sistémico del mundo.
Con todo, lo cierto es que la estabilidad y los balances de muchos bancos y compañías aseguradoras han mejorado, recuerda Robeco. Sus cuentas son más fuertes, se han devuelto las ayudas estatales recibidas y también empresas y hogares parecen en ‘mejor forma’ que antes de 2008. Algunas entidades están volviendo a pagar dividendos o recomprar sus acciones, destaca la firma.
Ahora bien, estos expertos reconocen que el sector sigue "siendo turbulento". A la crisis de confianza en la industria y la debilidad del crecimiento que pone en duda su solvencia, se suma la entrada en escena de la tecnología. Patrick Lemmens, gestor del Robeco New World Financial Equities, navega estas tormentosas aguas centrado en las "tendencias a largo plazo: las finanzas digitales, envejecimiento de la población y mercados emergentes.
Así, su cartera incluye no sólo bancos o aseguradoras tradicionales, sino también de tarjetas de crédito o pagos electrónicos, por ejemplo. En el caso concreto de la digitalización de las finanzas, apuesta por entidades que estén a la vanguardia como ING o BBVA; así como en firmas que ofrecen estos nuevos servicios para ellas, como Temenos.
Para ‘aprovechar’ el envejecimiento de la población y, por tanto, la creciente demanda de seguros de vida y planificación financiera (más allá del duro impacto de los bajos tipos de interés), apunta a Aegon, Ping An o AXA. Finalmente, llama la atención sobre "las clases medias de los mercados emergentes, cada vez más prósperas, cuya demanda de productos financieros cada vez es mayor". Y señala a los bancos de India, Indonesia, Kenia, Filipinas o Nigeria.
"Barclays o Ping An son un ejemplo de instituciones financieras que no son debidamente percibidas por el mercado. La firma china es mucho más que una aseguradora, es un ‘jugador’ importante en el Fintech. Lo mismo pasa con la británica, se ve como un banco de inversión, pero es un fuerte minoristas y siempre ha invertido mucho en tecnología", concluye Lemmens.
Finalmente, José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la AEB, apunta, ante el fuerte castigo sufrido por este sector, que "buscando la racionalidad en su comportamiento podríamos decir que los inversores no cuestionan tanto su solvencia como la perspectiva de beneficios. Y en este punto entra naturalmente, la posibilidad de una mayor expansión de la política monetaria desde los principales bancos centrales".
Se pregunta este experto si "¿de verdad tendría sentido? Si se trata de combatir la preocupación de los inversores (financieros), mejor advertir de la existencia de margen de actuación y no tanto utilizarlo (…) Su fuerte castigo en Bolsa es un factor de desconfianza que debe ser contrarrestado. Las expectativas a futuro son clave para la evolución de la renta variable. Pero, una desconfianza que se retroalimenta con las propias caídas del mercado no es sano".