Los datos revelan revela que no se trata solo de las pobres rentabilidades de los mercados el pasado año. Sino más bien de la salida de inversores de los fondos tradicionales que los expertos de Morningstar calificaban en un reciente informe como flowmageddon. Entre los grandes del sector, los grandes perdedores de la industria en […]
Dirigentes Digital
| 11 jul 2016
Los datos revelan revela que no se trata solo de las pobres rentabilidades de los mercados el pasado año. Sino más bien de la salida de inversores de los fondos tradicionales que los expertos de Morningstar calificaban en un reciente informe como flowmageddon.
Entre los grandes del sector, los grandes perdedores de la industria en 2015 fueron Pimco, con la salida de 46.000 millones de dólares, y Franklin Templeton Investments, con la ‘fuga’ de 44.000 millones.
Buena parte de ese dinero ha ido a parar a otros gigantes de la industria, pero que se caracterizan por una firme apuesta por la gestión pasiva. Es el caso de Vanguard Group, que el año pasado vio incrementar sus activos un 7,2% gracias a una política de bajo coste tanto en sus fondos de inversión como en sus fondos cotizados (ETFs).
BlackRock también ha logrado ganar terreno en este sentido a través de su gama de ETFs agrupada en su negocio de iShares. Según datos de ICI, en los últimos 12 meses, los inversores retiraron 308.000 millones de dólares de fondos de gestión activa, invirtiendo 375.000 en productos pasivos y ETF.
Pero el trasvase de los productos activos a otros indexados no es el único reto al que se enfrenta la industria de gestión activos en un momento de parón frente al fuerte crecimiento de los últimos años en términos de patrimonio. Una situación que se repite en otros países como España, donde las previsiones apuntan a una notable disminución en el ritmo de suscripciones. Inverco estima que el volumen de activos se podría situar en 402.000 millones de euros, lo que supone crecer tan solo un 7,7%, prácticamente la mitad que el pasado año.
Los retos son numerosos. Según un informe de PwC, el del aumento de costes es uno de los más urgentes. Además del que implica el cumplimiento regulatorio, los expertos apuntan también al aumento de los costes derivados de la necesidad de diversificar la cartera en productos "para adaptarse a las necesidades de unos clientes cada vez más exigentes". Y desde la consultora estiman que también aumentará la presión del coste de distribución a medida que las empresas de gestión de activos aumenten sus redes comerciales para aprovechar nuevas oportunidades ofrecidas principalmente por las regiones donde se prevé que tenga un alto crecimiento de patrimonios gestionados.
"Las comisiones percibidas por la gestión de activos estarán bajo continua presión en medio del actual impulso de una mayor transparencia y comparabilidad por parte de los inversores, así como el escrutinio de los legisladores y reguladores", sentencian.