Europa sigue enferma

Hace casi una década, en julio de 2005, la Carta del Editor de la revista Dirigentes se titulaba "Europa está enferma" y comenzaba de la siguiente manera: "A veces no es fácil cumplir con el deber, pero éste debe estar por encima de consideraciones personales, de gustos subjetivos y de situaciones acomodaticias. Por eso, aunque nos duela, porque somos y nos sentimos europeístas, debemos cumplir con el deber de informar a nuestros lectores del mal que se ha instalado en Europa, haciendo de la Unión un cuerpo enfermo, que requiere urgentemente la aplicación de la medicina adecuada para evitar su defunción.

Europa padece una crisis de identidad, con una clara desconfianza de la mayoría de europeos en sus dirigentes políticos. Los políticos que gobiernan (mejor, que manejan a su antojo la UE y algunos de los países que la componen) se han revestido de un totalitarismo repelente, propio de épocas y situaciones ya superadas.

Las consecuencias son una excesiva burocracia en Bruselas, un presupuesto gigantesco que nunca ha sido auditado y que es cuestionado por los países contribuyentes que pagan más de lo que reciben, y una política económica, laboral y fiscal desastrosa".

Un mes después, en la revista Dirigentes de septiembre de 2005, la Carta del Editor rezaba así: "Mientras Europa está plagada de políticos acomodados, inútiles e ineficaces en claro proceso de decadencia porque han perdido toda credibilidad al estar conduciendo sus países a la quiebra, los países asiáticos están progresando para alcanzar el liderazgo en los principales mercados mundiales. La Vieja Europa, enferma y decadente, debería reaccionar ya, si no quiere ser en el futuro un continente residual".

Casi una década después, esta podría ser (y, de hecho, lo es) nuestro editorial como si se escribiera por primera vez. Todo lo que este medio manifestaba hace una década, se ha cumplido, y todas las preocupaciones que poníamos encina de la mesa siguen sin resolverse. ¿El problema? La burbuja del dinero, que sigue inflándose sin control. Mientras Estados Unidos intenta aprender de los errores y la Reserva Federal está dando pasos acertados con su política monetaria, en Europa el Banco Central Europeo sigue dando palos de ciego e inyectando dinero a un continente inundado de liquidez como respuesta al estancamiento de la economía de la Zona Euro.

Esperamos que los bancos centrales reaccionen y los dirigentes redefinan sus estrategias para sacar a Europa a flote de una de las peores crisis vividas por el Viejo Continente. De no ser así, muy probablemente en el año 2024, de aquí a una década, podamos volver a utilizar esta Carta del Editor como si fuera el presente.

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