La lucha de Occidente contra el terrorismo islámico está llevando al desastre no sólo a Estados Unidos, sino al mundo entero. Y la guerra lleva a situaciones desesperantes para el ser humano, como la reciente matanza en una escuela de Pakistán (que se llevó por delante la vida de más de 140 niños y que provocó que el país levantara su moratoria contra la pena de muerte) o el más reciente ataque yihadista a la revista satírica parisina "Charlie Ebdo", que se ha cobrado la muerte de 12 periodistas y dibujantes y ha sumido a Francia en el caos más profundo.
Un caos que también se ha vivido en España por unas horas con una falsa alarma de bomba en una céntrica estación de tren, la madrileña Nuevos Ministerios.
Cada día mueren en Oriente Medio y África cientos de personas en atentados terroristas, pero parece que en Occidente sólo nos alarmamos cuando "nos salpica". Y mientras, los terroristas siguen avanzando posiciones en el mapa global, utilizando una de sus mejores armas: el poder del terror y el caos.
De nuevo, una tribuna de opinión de Dirigentes de hace más de 10 años podría volver a escribirse como si se tratara del momento actual. Hace 12 años, el editorial de la revista Dirigentes de octubre de 2002 recordaba que "nunca se debe olvidar que la seguridad contra el terrorismo debe pensarse como una visión mundial".
También decía que "la presión que está realizando George Bush -entonces presidente estadounidense- a la ONU para atacar el territorio iraquí no tiene ninguna justificación. El mal no se debe combatir jamás con el mal. El fin no justifica los medios. La guerra es horrible en sí misma, donde muere gente inocente, y donde el valor de la vida humana está muy por encima de cualquier rabieta que tenga el señor Bush con Sadam Husein".
Tal como rezaba el editorial de 2002, "la historia ha venido demostrando a lo largo de los siglos que la guerra sólo trae muerte, destrucción, odio, desgracia, ruina, hambre, caos… Pocas veces un fin de este calibre puede justificar la destrucción de unas vidas".
Lo que subyace en todo este deplorable asunto es que Irak tiene la llave de un negocio que mueve muchos millones de dólares: el armamentístico. Según los expertos, el gasto mundial en defensa y armamento es de 3.000 millones de dólares diarios.
Hace más de 10 años, el que fuera representante del departamento de Comercio estadounidense, Grant Aldonas, declaró: "La guerra sería positiva porque supondría el fin de una de las fuentes de terror que atenazan a la economía mundial, y abriría la espita del petróleo iraquí".
¿Acaso la guerra es beneficiosa para alguien?
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