La Unión Europea se fundó en 1993 en Maastricht y hoy está compuesta por 28 estados. Pero tengo la sensación de que hoy no existe Unión Europea. Más que de unión, hay que hablar de diferencias: hay tendencias ideológicas y políticas distintas, hay una clara ausencia de liderazgo, cada vez es más difícil llegar a acuerdos…
Ya lo decía un editorial de la revista Dirigentes hace 10 años: Europa ha vuelto la espalda a su pasado histórico. No se reconoce a sí misma. Ha renunciado a sus raíces constituyentes, a sus antepasados, a sus orígenes, a su historia. Los europeos no reconocen capacidad suficiente en sus actuales líderes, y cada país defiende sus medidas políticas y económicas, sin querer que nadie influya en sus decisiones internas.
Es el caso de Grecia. Un país cuya deuda está compuesta por granitos de arena de muchos estados miembros de la UE, que antaño confiaron en la recuperación del país y que ahora se las ven y se las desean para recuperar la inversión realizada. Ya lo dijo recientemente Volkan Bozkir, ministro de Turquía para la UE: Grecia no debería haber entrado en la Unión Europea.
Y lo cierto es que Grecia ha dado a la UE más problemas que beneficios. El último, instaurar la moda del populismo, al que muchos líderes quieren imitar. No hace falta irnos muy lejos, basta con mirar a nuestro propio país: Podemos, una formación hecha prácticamente de la nada y con un programa electoral (si se le puede llamar programa) hecho con pinzas y de cuya puesta en práctica real duda hasta el más común de los mortales.
Quizá la clave de todo, como DIRIGENTES recordó a sus lectores hace una década, es tener claro que "el buen liderazgo debe ser responsable, en el sentido de que responda a lo que uno hace, y lo hace porque piensa que es lo correcto, independientemente de la reacción que suscite". Los políticos son responsables de sus actos y deben responder de ellos ante sus conciudadanos. No son palabras de quien les escribe, sino del politólogo italiano Giovanni Sartori, que con su cita no se refiere a otra cosa que no sea el ensalzamiento de la responsabilidad personal.
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