Podemos está irrumpiendo con fuerza en el mapa político español. Aunque la formación de Pablo Iglesias ha reconocido que el resultado de su partido en Andalucía (consiguió 15 escaños) se quedó por debajo de sus expectativas, cada vez se hace más palpable en el ambiente empresarial un cierto clima de tensión por el incierto programa político de esta formación populista.
Partiendo prácticamente de la nada, Podemos ha escalado a la tercera fuerza política en Andalucía. Las últimas encuestas indican que, a nivel nacional, ya se sitúa como segundo partido por intención de voto (superando al PSOE), incluso en algún momento se ha llegado a hablar de que podría ganar las elecciones generales del próximo otoño.
Aunque la frase más utilizada por los analistas en las últimas semanas es que los resultados electorales en Andalucía no son extrapolables para las elecciones generales, desde fuera de nuestras fronteras se señala a España como escenario de riesgo, al comparar a Podemos con el partido populista griego Syriza. Y, al igual que ya han hecho los principales dirigentes empresariales en nuestro país, así como muchas multinacionales, es conveniente advertir de los peligros que conlleva el auge del ‘populismo’ para un país.
Propuestas como la reestructuración de la deuda, la posible nacionalización de empresas privadas o la renta básica para todos llenan de incógnitas un programa cuya puesta en marcha muy pocos se creen. Y, lo que es peor: además no de no aclarar sus intenciones para sus posibles futuros votantes, lo que sí está haciendo Podemos es provocar una imagen de incertidumbre en los mercados internacionales.
Antonio Brufau, presidente de Repsol; César Alierta, presidente de Telefónica; José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia; Ana Botín, presidenta del Banco Santander; Francisco González, presidente del BBVA; Leopoldo Fernández Pujals, presidente de Jazztel… Todos señalan a Podemos como un partido que no tiene un programa claro, y está confundiendo a la población. Los dirigentes empresariales y políticos tienen claro que el auge de Podemos se debe a los casos de corrupción que salpican en los últimos años el panorama político del país. Todos advierten del peligro de romper el bipartidismo y hacen un llamamiento a los dos principales partidos para que aseguren la estabilidad política y económica de España.
De hecho, Podemos está intentando reunirse con los miembros del Consejo Empresarial para la Competitividad, presidido por Alierta y que reúne a empresas destacadas del Ibex, y nadie ha aceptado hasta la fecha la propuesta de Pablo Iglesias.
Esperemos a ver qué ocurre en las elecciones municipales y autonómicas. Todo indica que Podemos irá perdiendo fuelle.
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