En España hay 13 millones de personas en riesgo de pobreza, el 27% de la población. Y desde 2007 se ha duplicado el número de pobres en nuestro país, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La pobreza es un problema indignante a nivel mundial. Y a la alarmante brecha social que ya invade los países desarrollados se une el drama de la inmigración. En el Mediterráneo todos los días se acumulan pateras con cientos y cientos de inmigrantes provenientes de países en guerra que buscan algo mejor, o simplemente, luchan por su supervivencia. Y Europa, muy lejos de acogerles, se ha limitado a hacer una lista repartiendo a estos seres humanos por países, en función del PIB y del desempleo de cada miembro de la UE. Y ningún país acepta de buen grado acoger a estas personas, algo básico en la moralidad humana.
En el Océano Índico, los inmigrantes también quedan atrapados en las aguas a diario, porque ningún país asiático les abre las puertas para atenderles. Varias ONGs han denunciado que podría haber 8.000 inmigrantes a la deriva.
Y la barbarie continúa. Y, lo peor de todo, está siendo consentida por los gobiernos de los países desarrollados. Todo ello, fruto de una gestión política ineficiente y egoísta.
Hace más de una década, en el número de febrero de 1993, el editorial de la revista Dirigentes, titulado "Con la moral por los suelos", afirmaba: "Lo veníamos advirtiendo hace tiempo. Y los acontecimientos nos han dado la razón. La olla ha estallado y ahora recogemos las tempestades de los vientos que nuestros queridos gobernantes han venido sembrando. Esta situación es insostenible".
Los políticos no sólo no tratan de arreglar los graves problemas que afectan a todas las sociedades, sean del país que sean: paro, terrorismo, inmigración… Como comprobamos cada día con un nuevo escándalo en la prensa, los gobernantes sólo tienen un objetivo en su cargo: llenarse los bolsillos.
Ya en 1993, nuestro editorial alzaba la voz: "Esto es lo más escalofriante. Pensar que, en estos momentos, España funciona con personas que no han podido recibir un código ético-jurídico o que, habiéndolo recibido, van deliberadamente en su contra. Hay que alzar las voces en contra, hay que denunciarlo insistentemente para que los ciudadanos lo conozcan y actúen en consecuencia, porque esto se nos va de las manos".
Las pasadas elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo han sido una prueba del ‘Basta ya’ por parte de los ciudadanos. Los resultados de las elecciones, que han quitado la mayoría absoluta al Partido Popular y han dejado al país a la orden de los pactos, es una firme prueba del castigo por parte de los ciudadanos al despilfarro político. Lo malo de todo esto es que los rifirrafes en los pactos pueden dejar un panorama desolador para los mercados.
La renta variable europea puede sufrir, ante las incógnitas que surgen a los inversores de cara a qué formaciones políticas pueden gobernar España. Desde DIRIGENTES hacemos un llamamiento a la responsabilidad a la hora de formar gobiernos, para que se haga siempre pensando en el interés de los ciudadanos, y no con fines partidistas de cara a las elecciones generales.
Como decíamos en nuestro editorial de antaño, la moral no es algo que deba conquistarse. Los valores morales, la honestidad, la rectitud, el buen hacer, la solidaridad o el bien común son criterios de actuación que existen desde siempre.
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