Siempre son muchos los interrogantes a los que debe hacer frente la autoridad monetaria de la Zona Euro en cada una de sus reuniones: entre la fortaleza mostrada por la región tras el Brexit y una actividad económica que no termina de convencer, los expertos no tienen claro ahora si el Banco Central Europeo (BCE) […]
Dirigentes Digital
| 05 sep 2016
Siempre son muchos los interrogantes a los que debe hacer frente la autoridad monetaria de la Zona Euro en cada una de sus reuniones: entre la fortaleza mostrada por la región tras el Brexit y una actividad económica que no termina de convencer, los expertos no tienen claro ahora si el Banco Central Europeo (BCE) actuará u optará de nuevo por el consabido ‘wait and see’ (esperar y ver).
Especialmente ante las rentabilidades negativas que se han extendido a lo largo y ancho de la curva y que ‘limitan’ tanto su programa de compras de activos (QE) actual, como posibles ampliaciones del mismo…
Los expertos de Capital Economics se encuentran en el ‘bando’ de los que apuestan por un incremento de adquisiciones de bonos, pues la inflación se encuentra lejos del objetivo (2%) y esperan una mayor ralentización de la economía de la Zona Euro. En concreto, aguardan un aumento de las compras hasta los 90.000 millones de euros y una extensión de seis meses adicionales de las mismas desde la actual fecha de cierre de marzo de 2017.
El problema es que la caída de las yields ha ‘sacado’ del espectro de sus compras a muchos bonos, limitando su capacidad de hacerse con ellos, con los alemanes a la cabeza. La firma lo tiene claro: puede adquirir más deuda de otros países o saltarse la restricción del tipo de depósito "sin dañar seriamente sus beneficios, ni su credibilidad".
Reconocen que "dejar de comprar de acuerdo con el capital y centrarse en las cantidades de deuda pendiente" es "poco probable, ya que iría en contra del principio de igualdad con el que está diseñado el programa para beneficiar a todos los países de la misma manera". Ayudando además especialmente a aquellos países con más pasivo, "lo que lleva al ‘riesgo moral’ y a hacer el plan más una financiación monetaria", a lo que se opone férreamente Alemania.
Podría, pues, recortar aún más el tipo de depósito, ampliando los bonos elegibles y evitando chocar contra los ‘límites’ tan rápidamente. "Aunque creemos que su rebaja hasta el -0,5% es posible, la experiencia sugiere que los rendimientos de la deuda se desplazarían en consecuencia" sin solucionar el problema.
Así, consideran que sería más eficaz "acabar con el límite del tipo de depósito". Sí, apuntan, esto significaría que la autoridad monetaria cosecharía pérdidas, pero éstas serían "pequeñas" con respecto a su balance.
"Una cuarta opción pasaría por ampliar las restricciones de emisor y/o emisores para la deuda con ‘triple a’ (Alemania y Países Bajos)". Medida que no desequilibraría la balanza de la igualdad.
Más allá de los propios límites del programa, no son pocas las voces que se alzan señalando que hace falta "algo más" y piden la entrada en escena de reformas y estímulos fiscales, es decir, de los propios gobiernos. "Para que los precios de los activos se eleven, se necesita algo más que políticas monetarias", apuntan desde Allianz Global Investors.