Tal y cómo esperábamos, el BCE optó ayer por “esperar y ver” antes de volver a actuar en materia de política monetaria, con su presidente, el italiano Draghi, instando a los gobiernos de la Zona Euro a tomar el relevo del banco central y activar políticas fiscales expansivas. Si bien el BCE “defraudó” a los […]
Dirigentes Digital
| 09 sep 2016
Tal y cómo esperábamos, el BCE optó ayer por “esperar y ver” antes de volver a actuar en materia de política monetaria, con su presidente, el italiano Draghi, instando a los gobiernos de la Zona Euro a tomar el relevo del banco central y activar políticas fiscales expansivas. Si bien el BCE “defraudó” a los inversores y analistas más ávidos de liquidez, lo que provocó el giro a la baja de las Bolsas europeas, la caída de los bonos y el consiguiente repunte de sus rentabilidades y el fortalecimiento del euro respeto al dólar, también es cierto que el mensaje que lanzó es relativamente positivo de cara al comportamiento de los mercados de valores a medio plazo. Tras presentar el nuevo cuadro macro que maneja el BCE (elevó al alza el crecimiento esperado para el PIB de la Zona Euro en 2016 y lo revisó ligeramente a la baja para 2017 y 2018), se mostró satisfecho por cómo había superado la economía de la región la amenaza del Brexit, al menos en el corto plazo. Fue probablemente este hecho, unido a la estabilidad de los mercados financieros mundiales, lo que “permitió” al BCE no tomar nuevas medidas y adoptar una postura prudente, a la espera de acontecimientos. En este sentido, señalar que los inversores en su mayoría no esperaban que el BCE fuera a rebajar más sus tipos de interés, aunque muchos sí que pensaban que en la reunión de su Consejo de Gobierno de ayer iba a modificar parcialmente su programa de compra de activos, bien ampliando el universo de activos “comprables” (algunos esperaban que se decantase por la compra de renta variable, algo que Draghi dijo que no había sido considerado por el Consejo), bien retrasando unos meses el final del mismo, inicialmente previsto para marzo de 2017 (en este caso Draghi dejó la puerta abierta en caso de ser necesario). Por último, Draghi desestimó el denominado “helicóptero de dinero”, sobre el que tanto se ha venido hablando, sobre todo en Japón, insistiendo en que este tema tampoco había sido tratado en el Consejo. Si bien a corto plazo la “inactividad” del BCE puede penalizar el comportamiento de los mercados de valores y de renta fija europeos, creemos que a la larga serán los datos macroeconómicos lo que determinen la tendencia que adoptan los mismos. En este sentido, señalar que al BCE le quedan “pocas balas en el cargador”, por lo que no las utilizará hasta que considere que es estrictamente necesario. Por otro lado, esperar que los distintos gobiernos de la región cojan el relevo del BCE, aplicando las políticas fiscales adecuadas (reducción del gasto público corriente, reducción de impuestos a particulares y empresas, y fomento de la inversión pública y privada) es ser muy optimista, por lo que el papel del BCE va a ser muy complicado a partir de ahora, sobre todo si la desaceleración del crecimiento económico en la región del euro en los próximos trimestres es mayor de la que espera la institución. Dicho esto, señalar que la reacción de las Bolsas europeas ayer tras conocer la “inacción” del BCE no fue del todo mala. Tras las fuertes caídas iniciales los principales índices de la región recuperaron mucho terreno, cerrando lejos de los mínimos del día y con algunos, como el Ibex 35 o el FTSE Mib italiano, terminando la sesión en positivo, apoyándose en el buen comportamiento del sector bancario, paradójicamente uno de los que sale más favorecido de esta inacción del BCE a pesar de su carácter eminentemente cíclico. El mal tono de las Bolsas europeas tras conocerse la decisión del BCE se trasladó a Wall Street, mercado que cerró en negativo a pesar del buen comportamiento que tuvo ayer su sector energético, apoyado en el fuerte repunte del precio del crudo tras conocerse que los inventarios de petróleo habían descendido en Estados Unidos la semana pasada drásticamente (registraron su mayor descenso en una semana desde enero de 1999). No obstante, señalar que los analistas del sector achacaron este hecho al paso del huracán Hermine, que lastró las importaciones de esta materia prima durante el periodo analizado. Por el contrario, el sector tecnológico fue un lastre para la bolsa estadounidense, con las acciones de Apple (-2,6% en la sesión) (no fue bien recibida la presentación de su iPhone 7) y de Hewlett Packard (-3,2%), dos de las mayores compañías del sector, cayendo con fuerza. Hoy esperamos que todavía dure la resaca de la decisión del BCE de no actuar, por lo que no descartamos que, al inicio, los principales índices bursátiles europeos abran a la baja. No obstante, la reacción que observamos ayer de la renta variable europea nos gustó mucho, por lo que no nos extrañaría nada que, a medida que avance la jornada, los índices recuperen terreno. Por último, señalar que la Bolsa española viene mostrando gran solidez en las últimas sesiones, apoyándose en la fortaleza mostrada por los pesos pesados del mercado, tales como los grandes bancos, Inditex y, sobre todo, Telefónica. Link Securities.