La transformación drástica que han sufrido los mercados de renta fija (y por ende su rentabilidad) en los últimos años debido a los bajos tipos de interés no se explica únicamente en las políticas monetarias de los bancos centrales (bajos tipos, programas de compras de activos…), ni tampoco en otras cuestiones ‘temporales’ como el desapalancamiento […]
Dirigentes Digital
| 18 oct 2016
La transformación drástica que han sufrido los mercados de renta fija (y por ende su rentabilidad) en los últimos años debido a los bajos tipos de interés no se explica únicamente en las políticas monetarias de los bancos centrales (bajos tipos, programas de compras de activos…), ni tampoco en otras cuestiones ‘temporales’ como el desapalancamiento del sector privado o la falta de demanda de crédito. Tal y como señala Ferreira, debemos ser conscientes de que también hay factores ‘seculares’ que impactan en curva de tipos y que los mantendrán “bajos o muy bajos en el largo plazo”, a pesar de que en el corto se vaya a producir un repunte “reflejando unas mayores presiones inflacionistas por el lado de la energía”. En cualquier caso, esta ‘fuerza’ será temporal y a medida que avance 2017, los tipos disminuirán. Y es que, no debemos olvidar las consecuencias que tienen sobre los tipos el envejecimiento de la población, que conlleva un esfuerzo adicional de ahorro y la tendencia a comprar activos sin riesgo (un ejemplo claro de este fenómeno es Japón). Activos que, por otro lado, son escasos; y a los que se suma el impacto de la regulación (liquidez) y el comportamiento de los inversores que buscan seguridad tras la crisis financiera. Al mismo tiempo, como si de un círculo se tratara, volvemos a los bancos centrales. Nos encontramos con un ciclo económico en Estados Unidos muy avanzado, más cerca de la próxima fase de recesión que de la expansión que casi acaba de nacer en Europa. Un contexto en el que la Reserva Federal (Fed) por mucho que suba los tipos en diciembre (como espera este analista) no podrá bajar los tipos tanto como acostumbra para hacer frente a la desaceleración. La autoridad monetaria, apunta, “tiene voluntad de normalizar pero los datos muestran un crecimiento por debajo 1,5% durante tres últimos trimestre, por tanto, su margen de acción es limitado”. Así, el próximo episodio recesivo llegará al otro lado del Atlántico con tipos muy bajos y dependiendo de su ‘dureza’ quizá la Fed no tenga más remedio que volver a las compras de activos (QE), lo que nos deja de nuevo en tipos mínimos… ¿Cómo conseguir entonces rentabilidad de nuestras inversiones en deuda? Tradicionalmente, recuerda Ferreira, para aumentar retornos inversores y gestores han aumentado la duración de sus activos de renta fija. Pero, recomienda, este enfoque “debe ser revisado”, pues son estrategias peligrosas sin son “poco diversificadas y si la rentabilidad de los bonos aumenta”. En este sentido, su apuesta pasa por “identificar los factores de retorno, combinarlos en cartera y contar con productos innovadores”. Así, más allá de la duración, o el también tradicional riesgo de crédito (high yield), apunta a buscar “estrategias de arbitraje, long/short o de seguir la tendencia”, así como a una “aproximación diversificada” mediante la combinación de nuevos motores de rentabilidad (carry, crédito, volatilidad, momentum, duración…).