Puerto Rico se reinventa en la crisis

Cuando Abbott abrió allí una expansión de sus laboratorios en abril de 2007 bajo el nombre de AbbVie, Puerto Rico ya gozaba de una reputación como polo farmacéutico de larga data. La presencia de empresas líderes, como Bayer, Baxter, Brystol-Myers, Dupont o Pfizer, así lo confirmaba. En aquel año, Puerto Rico fabricaba 13 de los 20 medicamentos más vendidos en Estados Unidos, incluyendo Lipitor, Viagra, Zoloft, Zocor y Nexium, indica un reporte sobre el sector publicado por la Academia Puertorriqueña de Jurisprudencia y Legislación. Tal desempeño llevó a que ese estado libre asociado a Estados Unidos fuera conocido también como la «isla de la vida» o «isla del encanto». Las empresas farmacológicas y biotecnológicas allí radicadas respondían en aquel momento por cerca de un cuarto del PIB del territorio. Con exención impositiva a la producción y una localización estratégica para la distribución de medicamentos (a dos horas de Miami), la isla destinó el distrito de Barceloneta para que se instalen allí las multinacionales, pasando Puerto Rico a ser sinónimo de «hub biotecnológico» en la última década. Fin de la zona franca Pero una nueva ley norteamericana, que eliminó el beneficio fiscal a partir de 2005, significó un fuerte cambio de escenario y el inicio de las dificultades que culminarían con el cese de pagos por parte del Gobierno, en mayo último, de su deuda de 73.000 millones de dólares. Novartis ya anunció que cerrará su operación en 2019, mientras que Pfizer y Merck también planean reducciones a partir de este año. No obstante, ello no representa tendencia. Al menos, por el momento. AbbVie (presente en la isla desde 1969 como Abbott) continúa con su plan de inversiones anunciado en 2015 (tras obtener autorización para operar una planta de 12.000 bioreactores y lograr avances en el combate a la hepatitis) y no hay otros anuncios de partida. La eliminación de los beneficios tributarios, con todo, es un argumento fuerte. Para reafirmar su vocación de estabilidad, el gobierno desplegó, a partir de junio, una campaña que enfatiza la idea de innovación y fortaleza de su industria farmacéutica. Se estima que el sector genera cerca de 18.000 empleos directos, lo que supone cerca de un 25% del total de la industria manufacturera en la isla. Una cuestión de salud La campaña destaca que allí se encuentra la planta de biotecnología modular más grande del mundo para producir insulina humana recombinante, además de compañías de equipos y suministros médicos como Medtronic, Stryker, CR Bard, Abbott Medical Optics y Coopervision. «Las compañías multinacionales ponen cada vez más su punto de mira en Puerto Rico debido a sus infraestructuras de primer nivel, incentivos gubernamentales, legislación favorable y una mano de obra cualificada y bilingüe», argumentó el presidente de la Asociación de la Industria Farmacéutica, Felipe Palacios, durante una convención de industriales realizada en junio. Los equipos de economía no se alejan de la línea de salud. En julio de 2017, el Gobierno legalizó, con argumentación médica, el uso, cultivo y comercialización de marihuana. Hacienda sostiene que podrá obtener hasta 100 millones de dólares anuales en impuestos por los cannabinoides, un aporte que ayudará, por ejemplo, a aliviar el paro, actualmente del 12%, afirma. Así, Puerto Rico busca volver a perfilarse como «isla de la vida» e «isla del encanto», ambos sellos fundidos ahora en una singular síntesis de economía y salud pública.

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